Capítulo 9 - Un Harry romántico

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—Lo haremos en el baile —me dijo Rob la mañana siguiente.

—¡Ay yo quiero! —exclamó Horan y vi cómo el insulso irlandés le guiñó un ojo a Rob, ni siquiera puedo imaginar lo que se traen esos dos.

—Exactamente qué es lo que haremos. Te recuerdo Rob que ciertamente estoy en abstinencia, pero hombre, no es para tanto.

—Pff, ya quisieras —replicó y siguió explicando su plan —en el anuncio publicitario de este lugar, mencionaba que hay un baile anual, todo mundo se viste con ropas de gala del siglo pasado, grandes pelucas rizadas y blancas, medias blancas, caras blancas e incluso-

—¡El culo! —intervino Horan de nuevo —hasta eso debes traer pintado de blanco, como todo un aristócrata.

Estábamos en una "junta" importante, mis socios; Rob me había llamado al galpón donde Malik guardaba los caballos pura sangre que conservaba, Horan se había unido a nosotros porque al parecer había hecho una mancuerna especial con Rob.

—Sí, bueno...el punto es que, es un baile de salón, —explicó Rob —hay una orquesta en vivo, candelabros por todo el lugar, invitados de lujo y es una noche donde la realeza hace su aparición —me guiñó. Así que tengo una idea.

Comencé a comprender su punto, ese baile sería mi oportunidad para acercarme a mi Louis de nuevo.

—¿Qué hago? —le pregunté a Rob mientras sentía que la esperanza crecía en mi pecho, definitivamente Ron había llegado como un maldito gurú del amor.

—Vamos a derrochar miel y-

—¡Y lujuria, besos, mordidas, nalgadas, jalones de pelo y —Horan gimió tal como lo haría una gata en celo —hasta puedes ahorcarlo un poco!

—¡Horan! —gritamos al unísono, Horan tenía los ojos cerrados, mordía su labio y pasaba su mano sobre su cuerpo de una forma escabrosa pero risible, el políglota era todo un caso.

—Sí, bueno pero eso lo hacen en su habitación o en el jardín, —explicó Rob, se quedó pensando un poco como dudando si decir o no su siguiente frase —o si usan el balcón, solo asegúrense de llevar mantas porque el suelo es frío y...

Tapé mis oídos, juro que no quería tener toda esa información en mi cabeza. Rob y Horan me causarían pesadillas.

—Tenemos que invitarlo, algo de forma única.

—¡Tengo una idea! —propuso el políglota —lánzale un calzón tuyo, tengo una tanga de elefante, escribe una nota y la enrollas en un pergamino como si fuera su trompa! ¡Único y original!

—¿De verdad tenemos que conservarlo? —le dije a Rob, debo reconocer que por momentos detestaba a Horan, pero siendo honesto, es imposible de odiarlo. —Tengo una idea, pero necesito una guitarra, préstame la tuya Horan.

—Lápiz y papel —completó Rob, a estas alturas pensé ¿sería raro nombrarlo mi padrino? —yo también tengo una idea.


(...)

¿Cuándo fue la última vez que escribí una carta de amor? Probablemente cuando tenía siete años y estaba enojado con mamá y tuve que disculparme con ella por haberle llamado "cabeza de popó". Pero no a Louis, a él nunca le había escrito. 

Sí lo recordé, él dijo una vez que una carta de amor significaba amor y dedicación y que amaría recibir alguna, al igual que las flores, pero yo nunca creí necesario hacerlo, después de todo, nosotros ya llevábamos años de casados.

"Imbécil" me llamé de nuevo, olvidé que el amor es acción y que con amar no basta, hay que hacérselo sentir al otro.

Y ahora entiendo que después del tercer año, él dejó de esperar de mí una carta de amor, y simplemente aceptó que no lo obtendría. Había dejado caer sus deseos en tierra seca y jamás los vio florecer.

Regresa, Louis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora