Habían pasado dos días desde que canté para mi esposo aquella canción que escribí como una forma de reivindicar mi amor, y aunque estoy seguro de que no la escuchó, todo el ambiente entre nosotros tenía un aire de complicidad, quizás las hormonas adolescentes nunca mueren con la persona indicada, o quizás era solo yo, que estaba destinado a sucumbir ante el magnífico hombre que era Louis.
La mañana había estado muy ocupada desde el día anterior cuando, alrededor de veinte personas llegaron al hotel en camionetas repletas y comenzaron a bajar flores, alfombras, candelabros y un enorme piano. Era la noche del baile y si yo fuera adivino, buscaría a mi yo futuro y le diría que no jodiera más su vida porque esa noche era decisiva.
Desafortunadamente, yo era un simple mortal.
—¿Entonces ya son noviecitos?
—No —sonreí como un tonto. Rob estaba detrás de mí, con una copa de vino, no sé cómo puede beber tanto, quizá es cosa de heterosexuales, aunque no sé mucho sobre él —pero ya no huye de mí.
—Bien...—tomó un sorbo más largo y luego preguntó —. Dime algo, ¿qué viste en él? Mejor aun, ¿qué vio en ti?, es decir; algo bueno hiciste que lo hizo poner su sello sobre ti para que nadie más te tomara nunca. No lo dices, pero realmente estás enamorado de él, tanto así que ninguno de los coqueteos de Tiffany ha funcionado.
Asentí. Me sentí descubierto y, en otros tiempos probablemente lo habría negado, intentaría ocultarlo para no verme débil, pero estaba cansado de correr.
—Son muchas cosas, pero creo que, el hecho de que, con él, nunca he mendigado amor, él tiene suficiente amor para gastar en mí, con Louis el amor fluye, no se ruega.
—Supongo que fue mutuo —mi postura se volvió desgarbada y mis manos en los bolsillos le hicieron saber que la respuesta era negativa —ya veo. Pero de su parte sí, te amaba, ¿cierto?
—Mucho —aseguré —y yo... Solo que, olvidé decírselo.
—Pero ¿se lo demostraste?
Negué.
—¿Por qué? —Rob me miraba sin juzgarme, como esos amigos que ya saben que cargas lastres y no se asustan.
—Odio sentirme vulnerable y expuesto. Mi padre decía que eso me haría un hombre débil, así que mantuve mi posición infranqueable.
Rob terminó el vino de su copa y chasqueó cuando no encontraba un encendedor para su cigarrillo, me recordó a mi esposo, Louis solía esconderlos por toda la casa y estaba seguro que para ese momento, las cortinas de nuestro departamento ya no olían ni a él ni a sus cigarrillos.
—Pero ¡qué estúpido! —escupió sin miramiento —quiero decir; estabas en una relación por decisión propia, con la persona que amabas, y aún así...pff ¿alguna vez te sentiste inseguro junto a Louis? ¿Él te hacía sentir como en un juicio constante? O ¿te menospreciaba? ¿te criticaba? ¿te culpaba?
—¡¿Qué mierdas?! ¡No! Acabo de decirte que yo nunca mendigué amor con él porque él tenía las manos llenas para gastar todo su cariño en mí, él siempre estaba apoyándome, se interesaba en mis asuntos, nunca perdía oportunidad de decir lo orgulloso que estaba de mí, Louis no es esa clase de pareja que critica todo y que se cree superior, ¡no!
—¡¿Y por qué actuabas así con él?! Harry —resopló Rob —, fuiste tú el que actuó como si su pareja fuera un tirano...¿tenías miedo de que te viera como eres? —chasqueó —¡Pero ¿qué es el amor sin exponerse hacia el otro, con el pecho abierto, ofreciéndoselo con la oportunidad de que te acribille con ese mismo poder que tú le concedes?! Amor es cuando, a pesar de darle ese poder al otro, él decide no usarlo porque te ama...
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Regresa, Louis.
Fiksi Penggemar-Dice que está esperando a su "amor", el príncipe Erik -sonrió NIall. -¡De ninguna manera! su único príncipe soy yo! -gritó Harry. Harto de que su esposo lo ignore, Louis usa su último recurso. ¿Funcionará? Si te digo más, haría spoiler. nadie sabe...