X: Omar (II)
Kevin se apropió de mis mejillas y con urgencia juntó nuestros labios, no fui consciente de cuánto había necesitado tal contacto hasta entonces, pero resultó suficiente para espantar el remanente del invernal clima. Su mano derecha emprendió una migración hacia abajo y la eléctrica sensación en mi vientre empezó a manifestarse conforme se acercaba a mi ingle.
—Kev —susurré contra sus labios, me tocó hablar entre besos porque él no lo permitió de otra forma—, no tienes que desvi...
—Lo sé, solo te extrañé...
Y luego de tal escueta declaración, apreté sus glúteos con la suficiente fuerza para elevar sobre mis caderas a ese chico que me sacaba algunos centímetros, una risita baja se le escapó antes de continuar besándome conforme nos acercaba a paso veloz hacia la cama.
Nuestras ropas acabaron regadas por el suelo y aunque el invierno aún hacía estragos, el calor de su cuerpo desnudo junto al mío, sobre el pequeño espacio de esa cama personal, era suficiente para contrarrestarle. La tersidad de su piel ardía al tacto y sin duda disfrutaba quemarme con él.
Mi boca liberó la suya e inició un viaje, marcaba caminos traslúcidos por cada curva de su musculatura, su cuerpo era una obra de arte y yo me sentía como el propio Miguel Ángel, repasando los detalles con mis dedos y lengua. Lo escuché reír al rozar sus costillas, solía causarle risa el sentir mi barba en esa zona, pero enseguida se llevó una mano a la boca para contener cualquier sonido.
—Me encanta tu olor, Kev...
Mi voz salió ronca contra sus pectorales y aunque intentó evitarlo, le escuché gemir mientras le daba atención a sus pezones, mi mano se desplazaba despacio hacia su endurecida entrepierna.
—Omar... —Jadeó mi nombre en un involuntario susurro, traicionado por su propia mano que decidió abandonar el puesto asignado para ceñirse a las sábanas cuando mi boca se apropió de su pene.
Realmente disfrutaba complacerlo de esa manera, ver el enrojecimiento de su piel, producto del placer que yo era capaz de proporcionarle, me excitaba demasiado; la manera en que su cuerpo se agitaba y retorcía por el solo trabajo de mi boca, me llenaba de un poder que jamás creí tener. Por inercia, llevé la mano izquierda a mi miembro para estimularme con la misma intensidad que a él.
—Omar... —suplicó entre susurros, aunque yo seguí adelante, concentrado en lo que hacía.
La excitación, provocada por ese placer ajeno y el estimulo infringido a mí mismo, había desbocado mi corazón a un ritmo errático y enseguida, el electrizante cosquilleo en mi vientre comenzó a intensificarse. No obstante, Kevin haló mi cabello con fuerza para detenerme, su pecho subía y bajaba en completo descontrol mientras hablaba entre jadeos:
—No te atrevas a hacerme acabar así.
Una risa baja se me escapó apenas liberé su miembro y regresé presuroso al encuentro de sus labios que me recibieron urgidos, anhelantes, mientras su deseosa lengua se colaba en mi boca para marcar como suyo cada recoveco. Una fuerte nalgada sentí antes de que sus manos se ciñeran a mis glúteos con fuerza y obligasen a acomodarme a horcajadas sobre él.
—Kev... —Un susurro nervioso brotó desde lo más profundo de mi garganta, pero fue interrumpido por un nuevo beso suyo seguido de una petición:
—Móntame.
Otra nalgada hizo acto de presencia, esa vez la sentí más fuerte, pero no menos excitante.
—Hazlo. —Volvió a demandar.
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Un Sugar boy enamorado
Roman d'amourOmar, un viudo de cincuenta y tres años que ha vivido en el closet toda su vida; conocerá a Kevin en una app, un estudiante de enfermería con un oscuro y peligroso secreto. Juntos se embarcarán en una intensa relación; no obstante, las sombras del p...