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«Pam improviso una especie de cuerda con los cordones de Helen y la ató a su espalda, conjuntamente a una de las patas atornilladas en el piso del teatro, sin duda Pam estaba preocupada, pues se había creído el último mensaje que Noland Mcvy emitiera»

─ Helen voy subiendo a la segunda cubierta casi llegando al teatro aún estas ahí?

Pam ahora tenía que llegar al camarote para buscar su celular e intentar pedir ayuda, la idea de ver otra vez la escena del peluche no le hacía gracia, además de que corría el riesgo de toparse con Noland Mcvy fuera del teatro o peor aún, sufrir un ataque de este, ya en el camarote le helaba la sangre, y viendo que Noland Mcvy no acababa de llegar al teatro para así montarle una encrucijada, la posibilidad de pelear con el, en el camarote se le fue haciendo cada vez mas real.

Esa noche, hacía unos minutos, en la soledad de su camarote que le confería el Crucero Meyreles Ecstasy, Noland Mcvy se encontraba allí, de pie, muy nervioso, miraba através de su ventana redonda el inmenso Océano Pacífico. La lluvia copiosa que caía pintaba la noche de una fúnebre negrura. Noland Mcvy se encontraba todo aquello muy raro, era como si aquel entorno llovizna le gritara a borbotones que su particular puesto en la red de pedofilia iba a ser su descenso. «Primero te mato yo Pam O' Donell antes que eso», pensó, aún sorprendido de lo descuidado que había sido al dejar que Pam le robara la radio. Ahora, en este último viaje rumbo a C. Maya y Cozumel, Noland Mcvy lejos de ganar, podía perder su gran oportunidad, una irresistible propuesta que le hiciera la red de pedofilia y todo por una una audaz Pan O' Donell que no había podido enfrentar y amenazaba con destruir aquel clandestino imperio.

─ Maldita Pam donde estas...? ─ dijo Noland Mcvy al tiempo que sacaba de una gaveta una arma de fuego y le ponía silenciador visiblemente nervioso.

En otros tiempos y viajes en cruceros con situaciones normales en el que las cosas no se le habían salido de control, Noland Mcvy nunca había tenido que llegar a esto, pues siempre entretenía a las chicas que cazaba antes de que el Crucero llegase a los punto de reunida, que no eran mas que algunos países bajos donde suelen operar las mayores redes de pedofilia.

A veces Noland Mcvy ni siquiera tenía que llegar a ningún país en especial, solo tenía que invitar a las chicas a la discotecas y ponerle algún somnífero en la bebida y antes de que este hiciera efecto, ya las tendría en la popa del barco, y mediante un lenguaje de luz parpadeante que le hiciera la embarcación le indicaba que podía lanzar la chica por la borda, nadie se enteraba, porque solo a Noland Mcvy que trabaja en una red de pedofilia se le ocurre subir a un Crucero con el estado del tiempo de si habrá posibles tormenta y en caso de que las haya. Sería el momento perfecto para lanzar a Pam o a Helen por la borda mientras todos están guarecidos dentro del Crucero.

Seguramente Noland Mcvy lo que veía en su camarote por la ventana era el camuflaje perfecto a través de esa lluvia, para entregar a Helen o a Pam lanzándolas por la borda, y así las recoja aquel barco pesquero que se ve allá a lo lejos, no el de color blanco de más allá , sino, el que viene directo hacía acá, el que esta más cerca, para serles más claro el que tiene la luz parpadeante... obvio que de ese, es que cualquiera sospecharía, porque el otro de allá, debido a que está tan lejos, se sabe que no podría enviarle hasta aquí, ningún mensaje de radio a Noland Mcvy

Y ahora, Noland Mcvy, tembloroso, sentado en la cama y con el arma empuñada en su mano, le invadía una impaciencia y un terror al fracaso que lo electrizaba, se sentía casi descubierto. Durante sus tres años traficando chicas camuflado de batender en cruceros, jamás había sentido el estrés de las consecuencias al verse fallándole a la red de pedofilia en la entrega de un secuestro.

ROBO DE CARTERA MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora