Capítulo 3 ¿Vínculos en Común?

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— Buenos días, señora Frost. 

Susurró Jack a mi oído mientras me abrazaba por detrás, no podía verlo pero sabía que sonreía, yo también lo hacía, el día anterior había sido un desastre para un primer día de casados, lo que era curioso puesto que nunca nos había afectado el trabajo, pero estaba dispuesta a recuperar nuestro tiempo perdido.

— Buenos días, señor.

En un movimiento rápido me coloqué encima de él y lo besé, Jack colocó sus manos en mis muslos con delicadeza, siempre trataba de ser cuidadoso en estas circunstancias, lo que a veces hacía que me volviera loca, pero no me quejaba, además, estaba decidida a compensarlo por dejarlo solo la noche anterior, pero un grito de Rapunzel proveniente del salón nos hizo salir de nuestra habitación.

— ¿Mérida? ¿Rapunzel? ¿Ocurre algo?

Preguntó Jack.

— ¡Eres un degenerado!

Exclamó Rapunzel, amenazando al castaño con su sartén, que se encontraba sin ropa y tratando de cubrirse con una de las almohadas que le proporcionamos.

— Está bien, quizá olvidé que estaba en una casa desconocida y con chicas tan lindas.

Guiñó un ojo, dirigiendo su vista hacia mi dirección, yo rodé los ojos y di un brinco al sentir que mi camisón tenía un tirante cayendo sobre mi brazo, que acomodé rápidamente, pero no lo suficiente para que Hipo no lo notara. Lo que menos quería era llamar su atención.

— Parece que no es el único que tiene que vestirse.

Murmuró con molestia mi padre mientras bebía una taza de café y veía con desprecio a mi esposo.

Jack y yo nos miramos confundidos hasta que en efecto nos dimos cuenta de que no llevaba nada debajo, una resonante carcajada de parte de Mérida lo hizo reaccionar y corrió a vestirse, completamente ruborizado.

— ¡Vístete ahora!

Exclamó Rapunzel, sin bajar la guardia con el desconocido.

— Quizá quieras ayudarme.

Dijo el castaño con picardía y luego cayó al suelo, víctima del sartén de Rapunzel.

[...]

— Quizá Hada y Conejo...

Mencionó Jack, siendo interrumpido por Mérida.

— No, Hada se fue ayer después del derrumbe, ya se ha retrasado demasiado con sus deberes y Conejo dice que es mejor mantener al mundo vigilado en caso de que Pitch decida atacar.

Comentó.

— Oigan muchachos ¿se olvidan que tienen a Santa Claus con ustedes?

Mencionó con petulancia mi padre, tratando de aliviar la tensión ante la idea de enfrentar a Pitch con prácticamente nada.

— Lo lamento, pero no es suficiente, no voy a arriesgarme a enfrentar a Pitch con tres lindas pero inofensivas mujeres, un anciano y un...— el castaño escaneó a Jack con la mirada — ¿Qué eres exactamente?

Jack rodó los ojos.

— Por qué no mejor nos explicas por qué alguien cómo tú se terminó involucrando con el hombre sombra.

La mirada de Hipo se desencajó, algo totalmente fuera de lugar con su actitud petulante y sus chistes de mal gusto.

— Es una larga historia.

Murmuró, sentándose en una silla.

— Escucha, no podemos unirnos sólo para rescatar a tu dragón— expliqué— necesitamos detener a Pitch de la misma forma que tú necesitas volver a ver a tu mejor amigo ¿no es así?

Dulce Tormento (Hipo, Jack y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora