Dulce Tormento (Hipo, Jack y Tú)

Capítulo 10 ¿El primer paso?

Narra T/n:

Salí de la habitación de Rapunzel durante la noche, caminando por el fuerte con la intención de retar a Hipo por su cita con mi hermana, pero al acercarme a la habitación de Mérida pude verlos a ambos, riendo por lo bajo mientras roces por aquí y por allá invadían sus cuerpos.

—Ya debo irme, no pienso arriesgarme a que papá nos vea.

Dijo mi hermana mientras se quitaba a Hipo de encima.

—La siguiente cita iremos a DunBruch — dijo él mientras sostenía su mano — y te prometo que esta vez no me detendré hasta compensarte lo de esta noche.

"Compensar ¿qué, exactamente? ¿Qué carajo hicieron esta noche?"

—Perfecto.

Mi hermana estaba a punto de entrar a su recámara cuando Hipo la tomó de la cintura para arrebatarle un apasionado beso que logró relajar el cuerpo de mi hermana a un nivel que no había creído posible de alguien que siempre se mantenía a la defensiva, entregándose por completo a los brazos del castaño.

Algo más había sucedido entre ellos esta noche y al imaginarme descubriéndolo hacía que me doliera el pecho, pero debía preguntarle, estar segura, porque la duda era peor que conocer la verdad, esa que me decía que Hipo tenía derecho a estar con quién mejor le pareciera porque yo había hecho lo mismo, había elegido a Jack por encima suyo porque era lo correcto ¿no es así?

Para cuando me di cuenta, ya me encontraba persiguiendo a Hipo hasta su alcoba, con las palabras en mi mente a punto de salir de mi boca, mismas que se esfumaron cuando la puerta de la habitación se cerró y mi vista cruzó con la suya.

—¿Todo está bien?

Preguntó él mientras comenzaba a retirarse la armadura.

—¿En serio, Haddock? ¿Una cita?

Me crucé de brazos.

—Lo sé, — soltó una de esas sonrisas que sólo un buen recuerdo puede provocar mientras a mí se me aguaban los ojos — es sólo que tu hermana, cielos, T/n, ella es…

Mordí el interior de mis mejillas por un instante, sabía que no había razón para estar celosa, él era libre, con un carajo y yo estaba con Jack.

—Ese no es el punto, hace una noche me confesaste que Mér te gustaba y ¿ahora sales con ella? — su sonrisa comenzó a desvanecerse, siendo reemplazada por un ceño fruncido — parece que no pierdes una oportunidad cuando la ves.

Ataqué, esperando una contestación similar, pero Hipo se mantuvo a raya.

—Creí que no te molestaba — se encogió de hombros — y creí que éramos amigos, deberías alegrarte por mí en la medida que yo lo hago por ti, por Mérida, ambos podemos darnos una oportunidad ¿acaso no estás contenta?

“No, por mucho que me duela, esto no me gusta”.

—Lo estoy, pero…

—Pero ¿qué?

Preguntó con un enfado aparente y justificado, yo no hacía más que estorbar entre ellos dos.

"No quiero verte con alguien más", quise decirle, pero el nudo en mi garganta me lo impedía, al igual que la parte de mí que amaba a mi esposo.

—Todo esto es nuevo para mí, no es fácil verte con mi hermana cuando hace unos días me enteré de que tú eras mi alma gemela.

Confesé, había rechazado a Hipo desde el primer día por miedo, me había negado a buscar a mi alma gemela durante toda mi vida por temor a lo desconocido, toda su presencia me atemorizaba, porque al estar frente a él, sólo podía sentirme frágil, ese hombre provocaba que mis piernas temblaran y mi piel se erizara, dejándome indefensa mientras sus ojos leían mi alma.