Despues del Rodeo

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Después de ese desafortunado encuentro con Rosario en el rodeo, Sarita y Franco habían decidido irse temprano.

No iban a dejar que los molestaran pero todos juntos querían evitar otro encuentro, ya que habían visto todo lo que querían.

Antes de irse, ambos se acercaron a despedirse de Oscar y Jimena.

"Que paso mi flaco" dijo Oscar, dedicándoles una sonrisa de saludo mientras veían pasar a los competidores en sus caballos.

"Oye, ¿dónde está Juan?" preguntó Franco, escaneando el área, dándose cuenta de que su futura suegra estaba al otro lado del escenario, dándoles la peor mirada imaginable.

"Se fue con Olegario a preparar un par de caballos"

"Hazle saber que Sara y vamos a retirarnos un poco temprano", dijo Franco antes de despedirse de su hermano.

Una vez que estaban conduciendo por la carretera principal, Franco miró a Sara y le dedicó una sonrisa suave mientras movía su mano para rozar su mandíbula suavemente.

"¿Estás bien, mi amor?" Preguntó, queriendo asegurarse de que el encuentro anterior no la había dejado molesta.

"Sí, por supuesto... no la encuentro lo suficientemente importante como para causarme ningún tipo de estrés, simplemente odio que ella piense que todavía tiene algún tipo de poder sobre ti" respondió Sara levantando su mano sobre la de él.

"Mirame" habló Franco "Ella puede pensar lo que quiera pero no importa porque ella no significa nada para mí" la tranquilizó.

"Me entiendes"

"Si, y no te preocupes, te prometo que no dejaré que me moleste, no vale la pena" respondió sara, acercando su cuerpo al de él, apoyando su cabeza en su hombro.

"¿Quieres que te lleve a casa?", Preguntó, no muy seguro de a dónde conducía.

"No" respondió ella simplemente.

"Quieres venir a mi casa?", continuó.

"No, es qué hay mucha gente...solo quiero ir a un lugar donde podamos estar solos"

"Tengo una idea" respondió franco, continuando por la vía principal que se dirigía a la ciudad.

Después de aproximadamente media hora, llegaron a una casa que Sara nunca había visto antes.

Una vez que estuvieron estacionados, Franco se bajó del auto y se acercó para abrirle la puerta.

"¿De quién es esta casa?" preguntó Sara, tomando su mano mientras él la llevaba por el camino.

"Es mío", respondió Franco, antes de tomar su mano y guiarla hacia la entrada.

Una vez dentro, Sara miró a su alrededor y notó que la decoración era muy diferente a la de la hacienda.

"Es muy bonito, ¿con qué frecuencia vienes aquí?" Preguntó, notando que parecían ser los únicos dos allí.

"Solo he estado aquí un par de veces... No me pareció necesario contratar a nadie para trabajar aquí cuando paso la mayor parte de mi tiempo en la hacienda"

"Muy lógico" respondió Sara.

"Pero sí pensé que este podría ser un lugar perfecto para que estemos solos" Franco continuó, acercándose a ella, envolviendo sus brazos alrededor de ella para abrazarla.

"Bueno, creo que fue una muy buena idea", respondió Sara, mirando hacia él mientras él se inclinaba y le daba un suave beso en los labios.

"¿Quieres un recorrido por la casa?" preguntó Franco, mientras Sara asentía dándole una pequeña sonrisa.

𝐒𝐚𝐫𝐚 𝐲 𝐅𝐫𝐚𝐧𝐜𝐨 | 𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora