Quedate aqui conmigo parte 1

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Franco estaba furioso.

Todo había sucedido tan rápido, todo lo que podía ver era rojo.

Andrés había visitado esa tarde y habían tenido una cena familiar tranquila con Gaby y Sarita, todo había salido perfecto y se habían acostado felices de cómo todo había vuelto a su sitio con el regreso de Franco.

Era tarde cuando se fueron a su habitación, ambos estaban listos para acostarse.

Después de que tanto Sara como él se prepararon para ir a la cama, se abrazaron muy juntitos y cayeron en un sueño confortable.

Era perfecto hasta que dejó de serlo.
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De repente, se despertaron sobresaltados por el sonido de disparos.

Entre gritos, empujones y carreras, Sara y Gaby lo habían seguido afuera donde se encontraron con Gonzalo.

"Estoy seguro que era Demetrio Jurado"

Maldita sea.

Franco pensó para sí mismo antes de intentar seguir a los trabajadores por la entrada de la hacienda sin embargo sintió dos suaves brazos lo detuvieron.

Era su esposa diciéndole que necesitaba que se quedara allí y no siguiera a sus trabajadores, que no quería que le pasara nada.

Franco no quería hacer que esta situación fuera peor para ella ni Gaby así que las llevó adentro de la casa para tranquilizarlas.

Después de acompañar a Gaby a su habitación y asegurarse de que estaba tranquilamente en la cama, caminaron por el pasillo hasta el suyo.

"Amor, no puedes volver a salir" le instó Sara, ya que tenía claro que su esposo tenía la intención de volver a salir con los trabajadores.

"Voy a estar bien, pero no puedo dejar que este hombre se salga con la suya con todo lo que está tratando de hacer, si piensa que ustedes están solos, le voy a demostrar que no puede salirse con la suya", respondió Franco, yendo detrás donde estaba ubicado su armario para sacar una caja de balas.

"Franco, mírame", respondió Sara cuando él salió y se paró junto a su cama.

"Estoy de acuerdo con todo lo que dices" ella puso sus manos sobre sus hombros haciéndolo mirarla "pero nada se va a resolver esta noche".

"Tienes que dejarme salir"

"Por favor mi amor" habló Sara "quédate aquí conmigo" continuó acercando su rostro al de ella dándole un suave beso.

"Sarita, por favor" respondió Franco sintiendo que su fuerza de voluntad se desvanecía a medida de lo que estaba provocando los besos de su esposa.

Sus labios eran suaves contra los de él. Le dio una sensación de la que nunca se cansaría. Una sensación de placer recorrió su cuerpo.

Lentamente, su beso creció y se volvió más apasionado.

Sarita sabía que sería difícil mantenerlo adentro con lo enojado que estaba, pero no quería que se metiera en ningún problema e iba a hacer cualquier cosa para que se quedara adentro.

"Déjame hacerte sentir bien" respondió Sara dejando un rastro de besos por un lado de su rostro hasta llegar a su mandíbula. Ella le susurró al oído antes de tomar el lóbulo de su oreja entre sus dientes y morderlo suavemente.

Dejó escapar un gemido de derrota.

Sarita y Franco habían estado casados ​​por más de veinte años y él todavía estaba tan loco por ella como cuando se conocieron.

La sensación de su cuerpo contra el de él básicamente le hizo temblar las rodillas.

"Dios. Nunca podré decirte que no" habló Franco dejando caer el arma al suelo antes de mover sus manos a su cintura acercando su cuerpo al suyo.

Dejando escapar una risita suave, Sara se apartó de él para empujarlo a la cama antes de montarse a horcajadas sobre él.

"Te quedas conmigo" repitió Sara, sus dedos recorriendo el cuerpo de Franco.

"¿Qué me darás si me quedo?" preguntó Franco, sintiéndose endurecido al sentir a su esposa encima de él.

"Prometo hacer todo lo que te gusta"

Sara respondió, deslizando sus manos por su pecho.

"¿Cómo podría resistirme a una oferta como esa?" Habló mientras ella se quitaba la bata del cuerpo y la arrojaba al otro lado de la habitación.

Había sentido que el corazón se le subía al estómago cuando Franco quiso salir a buscar a Demetrio.

Ella acababa de recuperarlo y no podía soportar la idea de perderlo otra vez.

Franco sabía exactamente cómo se sentía ella porque él sentía lo mismo.

Tenía la misma sensación en la boca del estómago durante los últimos tres años que ella había tenido y haría cualquier cosa para asegurarse de no volver a perderla.

Deslizó sus manos por su espalda debajo de su camisa sintiendo su suave piel contra su toque.

𝐒𝐚𝐫𝐚 𝐲 𝐅𝐫𝐚𝐧𝐜𝐨 | 𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora