Por Que Me Gritas?

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Los ojos de Yunuen fueron abriendose poco a poco hasta que despertó por completo, se levanto de la cama y recuerdos de cómo había llegado a ese lugar inundaron su cabeza, una pequeña sonrisa adornaba su rostro pues estaba feliz de haber logrado dormir bien por una vez en estos últimos días, después de unos segundos noto que en un mueble cerca de la cama se encontraba un cambio de ropa, camino hasta este mueble y se dio cuenta de que había una nota junto a las prendas.

"Puedes usar esto por ahora, hoy en la noche te entregare un bonche más. Azahara"

El albino tomó esta ropa y se la puso para luego arreglar un poco su pelo que en realidad se peinaba prácticamente solo.

Salio de su nuevo hogar y se dirigió a la casa de Azahara, al llegar a esta espero unos cuantos segundos antes de tocar la puerta, cuando se dispuso a golpear Nadia salió muy entusiasmada.

- Yunuen! Ya estas aquí! - exclamó con alegría.

- amm... si aquí estoy, tu mamá me dijo que viniera a desayunar - comento el albino tímidamente.

- ah si, mamá y papá ya se fueron a sus vigilancias matutinas - dice esto para luego susurrar - es que son guerreros muy fuertes en este pueblo, tanto que siempre están ocupados - mientras dice esto toma a Yunuen de la mano para guiarlo al interior de la casa- mi hermano es quien hace el desayuno -

- enserió? Eso es muy admirable, lo de tus padres y el hecho de que sea tu hermano quien prepare el desayuno- dijo el de ojos grises siguiéndole el paso a la Nadia.

- se...es que a mi no se me da bien la cocina- declaró la chica.

Justo después de eso llegaron a la cocina, encontrándose con Halim quien estaba sirviendo los platos y además de Zita quien estaba ya sentada a la mesa.

-mmmm huele delicioso hermano! - grito Nadia.

- yo le dije lo mismo - comento Zita con una pequeña sonrisa en su cara.

Después de haber alagado a Halim todos se sentaron a comer. Zita y Nadia hablaban enérgicamente sobre sus actividades diarias mientras que Halim y Yunuen solo comían en silencio.

- te... te quedo muy rica la comida- comento Yunuen en voz baja para procurar que Halim quien estaba sentado justo al lado lo escuchara.

- ah...- la mirada de Halim se dirigió hacia Yunuen- te lo agradezco - dijo dedicándole una pequeña sonrisa al albino quien gustoso le devolvió el gesto.

Cuando terminaron de comer decidieron salir a caminar, más que nada a platicar, claro que las chicas seguían inmersas en su conversación lo que al final hizo que Halim y Yunuen iniciarán su propia conversación.

- tus padres... Nadia me dijo que son guerreros - rompió el silencio Yunuen.

- si, si lo son y los más capacitados - dice Halim orgulloso de sus padres-

-eso es genial - adulo el albino.

- si supongo que lo es -hablo el contrario no muy convencido.

- por que dices "supongo"? - pregunto Yunuen mirando a Halim con curiosidad.

- pues como ellos son por así decirlo lo mejor de lo mejor, todos en el pueblo esperan mucho de mi hermana y de mi - confiesa el pelirrojo.

- oh... - Yunuen trato de formular otra frase sin embargo no sabia que decirle.

- por que no hablamos de algo más normal? - sugirió Halim mirando al contrario con una sonrisa.

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