Capítulo 11

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—Luces intimidada —cuento sus pasos y elevo el rostro, para poder mirarlo mejor, cuando se posa delante de mí.

Hoy no parece el chico universitario que fue a verme anoche y acarició mi cabello. Ahora luce como lo que es. Un hombre exitoso.

Y desde luego, Lee Rang huele a gloria.

—Quizá lo estoy un poco —admito—. Es un gusto verte.

—El placer es todo mío, señorita Mason. —Su voz es cálida y me permito relajarme.

 

—¿Hoy no soy Hazel? —Levanto una ceja y el sonríe.

—Estoy tratando de ser profesional.

—No sé cuan profesional debí verme cuando estuvimos en la biblioteca —me gustaría poder huir, bajar la cabeza y solo irme. Pero ya no tiene caso. Y no quiero.

Soy fuerte.

Soy valiente. En realidad no lo soy, pero fingiré que si.

 
—Te veías preciosa. No podía apartar mis ojos de ti cuando no mirabas. —Acerca su mano y acaricia mi rostro.

 
Ruedo los ojos, cada vez soy mas desinhibida a su alrededor y supongo que eso es bueno, lo necesitaré para cuando él me ponga las manos encima.

 
—No es a lo que me refiero, pero gracias.

Sonríe y toma mi mano.

Su despacho es mucho mas grande de lo que imaginé, también está en el último piso y supongo que no podía faltar el ventanal gigante con vista a la ciudad.

—Todo es... —Me embeleso mirando mi alrededor, incluso su despacho me intimida, desentono una vez más con mi vestido morado y zapatillas—. Cristal y color negro. Es bonito.

—Gracias —sonrío y me dejo guiar por su mano. El ambiente huele a vainilla y una pizca de su colonia—. Siéntate, ¿necesitas algo? ¿Te gustaría algo de tomar antes de comenzar?

—¿Tienes alcohol? —Pregunto y él levanta una ceja, juguetón. No estaba en mis planes y tampoco estoy segura de porqué lo he pedido, pero por alguna razón, siento que lo necesito.

—Claro. —Lo sigo con la mirada y lo veo servir algo burbujeante en una copa. Es champagne. No soy mucho de vinos, ni de alcohol, pero el champagne lo encuentro, ciertamente, fascinante. La sensación suave de las burbujas en la lengua es algo que me gustó siempre.

Cuando trabajaba con John llegue a probar algunos tipos de vinos o bebidas combinadas, unos me gustaron, otros no, pero el champagne siempre fue mi favorito.

Danna si es medio alcohólica.

—Supongo que fue una buena elección —dice.

—¿Pediste alcohol para mí?—inquiero.

—Para ambos, en realidad —sonríe y siento como me quemo desde dentro—. No sabía qué podría gustarte, así que fui por lo seguro.

Deja la copa delante de mí, la tomo sin detenerme a pensar y bebo todo el contenido de un trago. Me quema, pero sólo un poco. Es encantador.

Quizá eso ayude a aliviar mis nervios, porque siento que quiero vomitar.

Cuando le devuelvo la copa está mirándome con ojos muy abiertos, pero luego su expresión se relaja.


—Buena elección. Avísame si quieres más.

—Quizá sea buena idea acercar toda la botella —bromeo y él se ríe, toma asiento en su respectiva silla y con sus dedos acerca una carpeta a mí.

Enamorada del CEO [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora