Capítulo 13

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—Ha sido un placer tenerlo por aquí hoy, señor Lee —la chica se inclina y él solo asiente.

Luce malhumorado y su cabello alborotado le da cierto aire de elegancia, pase a estar bajo la sombra de mis manos cuando tiré de él en el vestidor.

Sonrío internamente.

Creo que no le hizo gracia que caminara sin ropa delante de él. Además, tuve que ponerme a mirar por la tienda mientras él estaba en el vestidor, calmando su entrepierna.


Quizá sea un buen momento para un baño helado.


Lee Rang coloca su mano en mi espalda baja y nos guía a la salida, de cierto modo me gusta que haga eso y disfruto, mas de lo que me gustaría, la electricidad que me recorre cuando me toca.


Como será cuando finalmente toque mas… Otra vez.

También me gusta el color rojizo de sus mejillas ante su mal humor y reciente excitación.


—¿A dónde vamos? —Pregunto, mientras caminamos a la salida del centro comercial, él lleva las bolsas con las compras y no puedo evitar pensar cuan  natural debemos vernos.

Como si fuésemos una pareja de años, saliendo del súper mercado. Pero aún no han pasado años y en efecto, no vivimos juntos para ir a un supermercado por las compras.


—Te llevaré a casa. Tienes que arreglarte. Pasaré por ti a las ocho treinta.


—¿Quieres que use el vestido?


—En realidad —se detiene a mitad del lugar—. Lo que quiero es quitártelo. Pero si, úsalo.


Siento mi sangre helarse ante el brillo de sus ojos. Mi cuerpo se siente arder bajo su mirada y vuelvo a preguntarme ¿cómo diablos llegué aquí? ¿Cómo es que no llegué antes?


Porque no quiero irme.

Pero debo recordarme a mí misma que no es una relación romántica lo que nos une.

Es trabajo, aunque odie pensarlo de esa manera.

Que pasará cuando él tome lo que le he ofrecido, cuando yo obtenga lo que necesito… ¿Qué pasará? No quiero que termine aún, pero soy consciente de que él no llegó para quedarse. Aunque haya una duración estimada en ese contrato… ¿qué pasará si él decide que se ha terminado?


Basta. No pienses en eso, no tiene caso. Vive el ahora y ya. Dile a tu madre que es tu novio y no le digas la verdadera razón.


Y sí, mamá lo debe saber, no hay secretos entre nosotras, siempre somos honestas.


Aunque no podré revelarle lo que realmente hay detrás, ni para qué.

No le diré que su hija es una puta.


Esa parte la disfrazaré con mi nuevo trabajo. Después de todo, ella cree que estoy en una entrevista… Lo que no es del todo falso. Me dieron trabajo ¿no?


—Bueno, pero primero invítame a un café.  —Bromeo, cuando llegamos al auto, tratando de aliviar el peso que comienzo a sentir en mis hombros.

—¿Qué tal una copa? Veo que el champagne te ha gustado, quizá seas mas desinhibida conmigo, bajo los efectos de alcohol.


—¿Te aprovecharás de mí cuando esté borracha? —Bromeo y él sonríe, deleitando mis ojos. ¿Oh, por qué tiene que ser tan guapo? Incluso con esos ojos pequeños que casi parecen cerrados cuando sonríe.

—Siendo honesto, prefiero que estés en tus cinco sentidos. —Se acerca un paso, haciendo mas notorias nuestras diferencias de altura. Dios, no soy baja, pero él es excepcionalmente alto, lo que me hace elevar el rostro—. Quiero que por la mañana recuerdes todo lo que te hice y vuelvas a pedirlo.

Se aleja y tira de mi mano, arrastrándome con él, totalmente descolocada y con un corazón que late como si quisiera salirse de mi pecho.

Llegamos al auto y Jeon se inclina para saludar y le devuelvo el gesto con calma, sacando a lee Rang una sonrisa.

—Pasa la noche conmigo —dice de la nada y volteo a mirar a Jeon horrorizada, por suerte, él no está mirando, ha entrado al vehículo y acto seguido lo escucho ser encendido.


—No puedes pedir esas cosas así —chillo, sintiéndome apenada.

Aunque, ¿qué caso tiene? Jeon está mas que enterado de la situación, es como una Danna, pero en versión hombre.

Lee Rang pone su mano sobre el techo del auto, acercándose a mi rostro, dejándome atrapada. Su aroma se filtra por mi nariz y reprimo el impulso de cerrar los ojos y disfrutar. Quiero estar mas cerca, quiero que me envuelvan sus brazos.


—¿Por qué no? —Cuestiona con el ceño fruncido y casi parece ofendido—. ¿Y de qué manera debo pedirlo? ¿Debo ser mas romántico? —lo peor de todo, es que siento que hace las preguntas esperando una respuesta. No hay sarcasmo, solo curiosidad.


—No —quiero reír—. Pero no puedes hacer propuestas indecentes de la nada.

—En el vestidor no parecía molesta, señorita… —Me lanzo sobre él y pongo ambas manos en su boca.


—Está bien, pasemos la noche juntos. Igual vamos a ir comer —resuelvo, quitando mis manos, luego de comer me llevará a casa, supongo.


—No hablo de comer —dice—. Hablo de ti, en mi casa… En mi cama, si lo deseas.

Siento un nudo apretarse en la parte baja de mi abdomen y la anticipación llena mis venas.


Dios, ¿Cómo hace para hacer que mi mente sea un caos con sólo unas simples palabras?


Y aunque se sabe que es un hecho lo que pasará, siento mi vientre cosquillear en nerviosismo. Siento el calor recorrer mi cuerpo y aunque dudo, deseo que sea de noche lo antes posible.

Jesús.


—¿Esta… Esta…? —Abro mi boca y vuelvo a cerrarla, como un pez fuera del agua.

—No debe pasar hoy, si no lo deseas, sólo quiero que estés conmigo. Te llevaré a casa antes del amanecer, si está bien para ti. —Busca mi mentón con sus dedos y lo alza, tocando con su pulgar mi labio inferior, acariciándolo—. No haré nada que no quieras, mantendré mi distancia, si eso deseas.


¿Se puede ser mas lindo y considerado en esta vida? Aun sabiendo qué es lo que debe pasar entre nosotros, él desea que yo esté cómoda.


Dios, no quiero pensar demasiado.

No quiero pensar en ello y decidir, sólo quiero que fluya y ya. Es todo.

—Vayamos a comer —digo, sin despegar mis ojos de los suyos, su mirada me llena de anhelo y quiero abrazarlo. Pero no es ese tipo de relación romántica la que tendremos, pero ¿por qué no?—. Vayamos a tu casa y luego que la noche decida.


—No me sirve que ella lo haga. Quiero que lo hagas tú, estaré a tu merced y lo que tu quieras, eso pasara. Pero ten por seguro que la noche no será suficiente si decides ser mía. Sólo tú puedes decidir. —Se acerca a mis labios y cierro los ojos, pero su beso nunca llega—. No muestras de afecto en público —una sonrisa descarada tira de sus labios y tras tocar mi labio inferior con su pulgar se aleja, para abrir la puerta del auto para mí.

Oh, eso es tan cruel.
. . .



—Oh, quiero todos los detalles, necesito todo, quiero todo, ¡Ya! —Danna daba saltitos cuando me vio llegar a casa, ella ya estaba esperándome en mi cama, con Oliver en brazos—. No tienes idea de todo lo que llevo esperando, hasta ayudé a tu madre a hacer el almuerzo. Pero como no llegabas me comí el tuyo, lo siento —dice y ruedo mis ojos.


Bueno, igual ya almorcé. Lee Rang decidió que era necesario que comiera antes de dejarme en casa, básicamente me obligó a comer todo, aunque él no ordenó nada para él.

Solo se limitó a mirarme.


—Oh, Danna —suspiro y me dejo caer a su lado—. Si te cuento.


—Ah, no, si te cuento no, cuéntame. Tienes esa mirada de que no sólo hablaron.


—Sí hablamos… algo. Me llevará a comer esta noche y me pidió pasar la noche con él.


—Oh, Dios, es que no sé para qué sigo pagando Netflix si te tengo a ti. Espera, ¿le dijiste que no quieres que esté cerca de tu mamá?


Niego—. No, me retracté, me sentí mal haciendo eso.


—Está bien, bueno, sólo déjalo estar.

—Si, pero le dije que no le dijera a mamá quien era, al menos no aún. Quedamos en que será “mi novio” delante de ella.


—¿En serio?

—Si, Danna, pero solo en caso en que coincidamos cuando mamá esté. Para que no sea raro de alguna manera.


—Entiendo.

—Ah, y mañana será mi primer día de trabajo.


—Nuestro primer día —la observo con duda.

—¿Qué?

—Me contrató también.

—¡No! Oh, Dios, eso es excelente.


—Tenía que hacerlo. Tú y yo venimos en paquete. Y tranquila, te cuidaré la espalda. Pero, espera, si es mi primer día y el tuyo… Oh, Hazel, ¿vas a trabajar para él mientras hacen bebés sin bebés?


—A eso quería llegar.


—Ay, Hazel.

—¡Tú le enviaste mi curriculum! Es tu culpa.

—Si, pero no para que fueras su empleada de verdad. Solo te dí un empujon. Aunque en ese tiempo no sabía que ibas a hacer esa propuesta, así que sí quería que te contratara, pero no pensé que lo haría literalmente.


—Oh, me siento tan tonta. Yo fui quien le dijo que quería trabajar.

—Lo superarás, mi amiga. Pero explícame, quiero entender la situación. Siendo honesta, pensé que te pediría ser su novia o algo así.

—Si lo hizo —me cubro el rostro.


—¡¿Y le dijiste que no?!

—No del todo.

—Oh, Dios, señor, perdónala. Hazel, ¿qué le dijiste?


—Es que él dijo que podía solo ser suya e ir a la empresa cuando quisiera verlo o algo por el estilo y también me dio la opción de estar en la empresa como trabajadora en caso de que no me sintiera cómoda yendo a verlo.


—¿Y aceptaste ser su empleada? —Cuestiona, pero sé que no es una pregunta, es sarcasmo puro.


Asiento.


—Bueno, supongo que puedo entender tu punto, pero creo que ser su empleada y su amante o novia oculta, será mas complicado que solo salir con él. Tendrán que ser mas reservados en caso de que realmente no quieran que alguien mas se entere, excepto tu madre.


—Exacto. Sólo mamá debe asociarnos como una pareja. Nadie más, porque sé que dirán y yo… Quiero prepararme para cuando todo termine.


—Y aceptaste tener empleo, aunque tu madre no sabe que él no solo es tu jefe, sino también tu profesor —se ríe, no, Danna se burla. Yo también lo haría, todo es tan enredado—. No quieres que tu madre sepa de donde salieron esas bolsas —Señala las compras—. Y quieres justificar los regalos con una pareja y los gastos del hospital con un nuevo empleo —se toca la barbilla—. Es un buen plan.

—Me ahorraste la explicación.


—Soy tu amiga, lo mejor que puedo hacer es entenderte.


—Ay, Danna. Me da miedo que me guste.

—Al contrario, amiga, ten miedo de que no te guste. —Se queda mirando al vacío. ¿Qué no me guste? Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para no trepar sobre su regazo y abrazarlo en el auto—. Ya lo he vivido mucho. En fin.

Danna es inteligente para muchas cosas, sobre todo para la universidad, pero al momento de elegir pareja, me temo que tiene el sentido de buena elección atrofiado.


—Mañana será nuestro primer día, luego de la universidad, Jeon irá por nosotras, supongo que nos iremos juntas.


—Será lindo trabajar contigo —suelta un chillido y rio.


—Tienes que ver ese edificio. Es majestuoso, Danna.


—Oh, nuestra herencia —junta las manos y me río—. Por cierto, eso es tuyo —señala la silla de mi tocador—. Ya lo revisé, creo que es el uniforme o algo así. Me llegó uno igual.


—¿En serio? ¿A tu casa?


—En realidad a la tuya. Cuando llegué me encontré con su asistente afuera, que por cierto está… —hace una seña con su dedo pulgar e índice, como una aprobación—. Y él me los dio. Dijo que había uno para mí también, que empezaba mañana luego de la universidad. También me dijo que lo buscara, que él me ubicaría en un lugar especifico.


—Vaya. Yo seré su asistente, lo cual me causa algo de confusión, él ya tiene un asistente.

—Y qué asistente.

—¡Danna! —le doy un golpe en el brazo y ella se ríe—. Y ¿A dónde irán esta noche? —pregunta aún entre risas.


Oh, eso. No lo sé. Mi interior se retuerce y odio la sensación de nerviosismo dentro de mí. Nunca antes me había sentido así, menos por una persona.

—No lo sé, pero me compró un vestido y… bueno…

—¿Crees que te desflore esta noche?


—Un poco de delicadeza no viene mal, Danna —la miro mal.


—La delicadeza se la pides a él, mi querida amiga —me toma de las mejillas y me da un beso en la frente—. Ahora, si, dime, ¿qué decía el contrato?


Le explico lo que leí, las pautas y otros detalles que discutimos en el auto. Le digo que me besó, que no llevo ropa interior y que modelé desnuda delante de él en el vestidor de una tienda cara.

Ella grita, se emociona y me da consejos para moverme encima de él.


—¡Danna! —La reprendo, pero ella no hace más que reírse. En el fondo me alegra poder hablarlo con ella.

También le digo lo considerado que fue él, diciendo que no haríamos nada que yo no quisiera.

Oh, como me gusta ese chico… ¡No, Hazel! Amor, no.

—Me pregunto si igualmente lo hubieses conocido si te hubieras tardado un día mas para romper la nariz de alguien. —frunce el ceño y mira su celular, que suena con una nueva notificación.


—No lo sé, pero me alegra que haya estado ahí.

—A mi también, ese viejo gordo de tu jefe pudo haberte pegado. Por cierto, no te había dicho, pero mi mamá fue con Camilla a comprar algo para tomar ahí y dicen que no vieron a John por ningún lugar. Que había otra persona.


Frunzo el ceño.


—¿En serio?

—Si. Preguntaron al chico que servía las bebidas pero él sólo dijo que ya no estaba ahí. Que había sido restituido.


—Pero él era el dueño.


—Al parecer no. El edificio pertenecía a alguien más, él nunca fue el dueño.


—Vaya.

Y eso me hizo recordar la primera vez que vi a Lee Rang, la manera en la que él había enfrentado a John y como lo había amenazado con echarlo…

—Fue Lee Rang —digo, sin mas, cuando el entendimiento me golpea.

Pero no, eso no podría ser posible, el no pudo haber hecho eso solo por mí, ¿cierto?

—¡¿Qué?! —Exclama Danna y se lleva la mano a los labios para luego reír–. Por Dios, Hazel, tiene tanto sentido. Él fue quién te defendió, vio como John casi te golpea. Vaya, Lee Rang debió haber estado realmente furioso para hacer que lo echaran de esa manera.


—Pero no pudo haber sido por mí, John siempre fue arisco y abusivo, pudo simplemente…


—No, querida, dos mas dos son cuatro aunque tú no quieras verlo. Que el haya aceptado tu propuesta, sin mas, de hecho, dándote hasta la mas mínima comodidad, demuestra que siempre hubo interés y estoy segura de que si tú no hubieses dado el paso él lo habría hecho de una forma u otra.


Frunzo los labios, negándome a creer lo que dice. No obstante, una gota de satisfacción resbala de mí. No solo ante sus palabras, sino también sobre la idea de que John haya sido restituido solo porque intentó golpearme.


Mi pecho se hincha y deseo con todas mis fuerzas sentirme protegida por Lee Rang, quiero estar en sus brazos, a salvo, cerca de él.

Agito la cabeza y sonrío, inconscientemente, perdida en mis pensamientos e ilusiones.


—Ya no importa, Danna.—Resto importancia—. ¿Me ayudas con el maquillaje?

—Ay, Dios, por fin vas a dejar de ser Santa Hazel esta noche —aplaude y me abraza, a lo que yo ruedo mis ojos.


Siendo honestos, sigue latente en mi cabeza el recuerdo de sus labios besando mi pecho y su lengua acariciando mis pezones endurecidos.


—Oh, Danna, tengo tanto miedo, pero estoy ansiosa y tan expectante al mismo tiempo.


—Es normal, querida. Pero cuenta todo con detalles cuando puedas.


—Vale. ¿Qué hay de mamá?


—Pasaré la noche con ella, acaban de avisar que mañana no tendremos clases, así que solo tendría que ir a mi primer día de trabajo, así que no tienes que preocuparte.


—¿Pero que pasa si se pregunta donde estoy…?


—Hazel, tu madre quiere nietos —me mira con expresión de fastidio—. Si fuera por ella, ella misma le hubiese pedido a Lee Rang que saliera contigo y que por favor, te embarazara, el mismo día que lo vio.


Ruedo los ojos pero no puedo evitar una sonrisa. Es verdad que mamá quiere nietos, pero me temo que eso no podría pasar jamás, no con ella es su estado, no como son las cosas.


Y pese a las mariposas que siento en mi estómago cuando Lee Rang besa mis labios o simplemente posa su atención en mi, la verdad es que nuestra “relación”, entre comillas, no es mas que simple conveniencia.


Necesito ese dinero.


Es como tener un trabajo extra.


Uno que ciegamente deseo disfrutar.


. . .


Miro mi reflejo en el espejo y adoro como el vestido se amolda a mi cuerpo, casi como una segunda piel. El escote en la espalda es deslumbrante y los tacones que Lee Rang escogió, antes de salir de Chantis son, afortunadamente, cómodos.


—Te ves majestuosa, Hazel. Oh, mi niña ha creció. —Danna hace una mueca de fingida tristeza y me tiende el abrigo color Beige, no creo que pueda ir por la calle con los hombros y la espalda al descubierto, voy a congelarme.

Observo una vez mas el vestido, llega a la mitad de mis muslos y el azul brillante resalta el color de mi piel morena clara.


Él tenía razón, si me sienta bien.


Llevo un maquillaje sencillo que Danna hizo para mí y el cabello recogido.


Me veo bien y me gusta.


Aunque mi interior tiembla y estoy terriblemente nerviosa.


Observo a Danna y sonrío, justo antes de que la puerta principal se abra y mamá entre a la casa.


Ella levanta ambas cejas al verme y sonríe.


—¿A dónde tan hermosa? —Alude y se acerca a nosotras, lleva sus libros abrazados al pecho, estuvo todo el día en su grupo de lectura.


—Saldré con alguien —respondo, tímidamente.


—¿Oh, es el muchacho de la última vez?


—El de la pecera —cuchichea Danna y las dos chillan, no es la reacción que esperaba de mamá, pero Danna tiene razón, mi madre quiere que yo tenga una vida, que sea feliz, pero esa es la última de mis prioridades.


Aunque Lee Rang me guste, hay una razón por la que realmente me acerqué a él. Aunque me pregunto por qué no cuestionó mis razones.


Él sólo aceptó comprar mi virtud, así, sin mas. Me pregunto si alguna vez él querrá saber.


Me acerco a mamá y le doy un abrazo.


—Espero que te vaya bien, mi niña. Ten cuidado y no tienes que venir esta noche si no quieres —habla con complicidad y abro la boca indignada.


—Si, no tienes que venir, tu mamá y yo estaremos bien —Danna pasa su mano por el hombro de mamá y la abraza.


—¿Te quedas a dormir?


—Sí. Y a cenar, muero de hambre —se queja mi amiga y mamá le promete preparar algo rico para comer.


Se siente cálido que ellas tengan tan buena relación y eso calienta mi pecho de alegría. Son las dos personas que mas quiero en mi vida. Las amo a ambas.


Danna es la hermana que nunca tuve, ojalá ella hubiese sido desde el principio mi hermana y no Kadin. Hago una mueca al recordar que no ha llamado en meses y ni siquiera ha preguntado por mamá.


Oh, como quisiera tenerlo delante de mí y hacerle lo mismo que le hice al hombre del bar, también se lo merece.

Resoplo con frustración y me pido calma a mí misma. Esta noche no, Hazel, piensa cosas lindas… Como el chico con el que irás a comer. O el hombre, mas bien.


—Espero te que vaya bien, mi niña —Mamá se acerca y besa mi mejilla dos veces—. Danna y yo estaremos bien, no te preocupes —Me guiña un ojo y mi rostro se siente caliente. Sé que está asumiendo.

Danna suelta una carcajada.


—¡Mamá! Solo vamos a comer —refuto, sin duda no es la reacción que espero.


—Si, hija, a comer, está bien.


Intento no rodar los ojos, pero es imposible, no sé qué hacer con ellas.


Observo mi reflejo una vez más y un suspiro escapa de mí.

Lo que me lleva al vestidor una vez mas, cuando caminé delante de él desnuda, cuando… casi sucede.


Él dijo que no pasaría esta noche, pero ¿y si sí es hoy? ¿Cómo me sentiré? ¿Estaré nerviosa? ¿Dolera?


¡Basta! Ya no quiero pensar en eso o me voy a morir antes de que él venga a buscarme.


—Ah, Hazel —escucho lejana la voz de mamá que me saca de mis pensamientos. Volteo a mirarla y está de pie en la entrada, mirandome con una sonrisa.


Siento mi piel erizarse cuando reconozco lo que quiere decirme con su sonrisa.

Lee Rang ha llegado.


. . .


NOTA DEL AUTOR:


Hola, sí, el capítulo es corto, ya sé, ya sé, pero lo que viene será largo y quería dejarlo para un capítulo, para no hacer pausas innecesarias porque el capítulo se esté haciendo demasiado largo y así. Me disculpo por la ausencia, gracias por leer y seguir 💜.

Se viene la cita entre ellos, ¿qué pasará?

Estoy trabajando en el siguiente capítulo, aunque no sé cuanto pueda tardar, espero que no mucho
Un abrazo y gracias por leer..

Enamorada del CEO [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora