Capítulo 16: Mar y playa

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-¿Qué harán el fin de semana? –les pregunta Coco.

-No lo sé –responde Luis –Además de la tarea.

-Depende las circunstancias –dice Anina –Nos vemos.

Salen por la puerta de la institución. Coco cree que hay más en ellos. Algo que ocultan.

***

-Sí, señor Ed. Nos llamó.

Marco y Luis llegan al rincón de reposo de él. Un sillón con una mesa en el centro y altas estanterías rodeando la habitación.

-Claro, mis jóvenes. Sé que acaban de terminar las clases pero quería hablar con ustedes.

-¿Qué pasa?

-Ambos han estado apoyando mucho a mi nieta y a Daisy. Incluso en esta intolerable situación que entiendo no es fácil. Por eso, debo agradecerles a los dos. Como siempre su familia ha demostrado una lealtad y valor extraordinarios. Gracias.

-No hay de que.

-Por eso, he decidido darles esto.

De una cajita de la mesa saca un par de tarjetas.

-Gracias. ¿Qué son? –pregunta Luis.

-Una tarjetas con cierta cantidad con dinero.

-No podemos aceptarlo, señor Ed –Marco extiende la mano intentando devolvérsela.

-No. Son para ustedes. No es una cantidad exorbitante pero suficiente para que lo usen en lo que necesiten. E, insisto.

Sin más lo aceptan.

Regresan a su casa para prepararse antes de partir de nuevo a otro reino.

-Hola, tía.

-¿Qué tal les fue en la escuela?

-Todo bien –responde Luis.

-Fuimos a ver al señor Ed y nos dió esto –muestra la tarjeta.

Tía Cherry la toma analizandola por unos segundos.

-¿Cuánto dinero les dió? –pregunta firme.

-No sabemos.

-Bien, bien –se la devuelve –Vamos a comer.

En sus adentros se molesta con Ed. ¿Cómo es posible que les diera esa clase de tarjetas con la capacidad de tener millones dentro? Tenía que hablar con él. No iba a dejar que se tomará libertades con ellos.

***

Están en el reino de la playa. Se encuentran con Félix y Marina.

-Hola de nuevo –saluda Marina con su cabellera rojiza atada en una gran coleta.

-Hola.

-Les pedimos que vinieran para darle esto –dice Félix mientras le entregan ambos diamantes.

-Los cuidaré...

De repente, un impacto cercano a ellos hace que salgan volando en diferentes direcciones.
Despiertan aturdidos.

-¿Estás bien? –le pregunta Marco ayudándola a levantarse.

-Sí, ¿y los demás?

-Aquí estamos –Luis sostiene a Daisy que seguía aturdida.

-¿Dónde están Marina y Félix? Y, ¿los diamantes?

Félix despierta. No ve a nadie cerca.

-¡El diamante!

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