Los magos son demasiados OP

Capítulo 151 División de intereses

Delpon, que antes era mucho más animado, ahora parecía mucho más tranquilo.

Todavía había vendedores ambulantes pregonando sus productos, pero ya no se atrevían a hacer tanto ruido. Incluso si estuvieran comprando y vendiendo bienes con peatones, subconscientemente mantendrían la voz baja. Después de todo, todavía había manchas de sangre negra en las carreteras. El ejército de mendigos había estado fuera de la ciudad enterrando cadáveres durante toda una noche, y todavía quedaba un pequeño número de soldados que no habían sido enterrados.

Hubo un cambio en la guarnición de las murallas, y los comerciantes que entraban y salían no estaban acostumbrados a esto.

En el pasado, incluso si traían algo de contrabando con ellos, solo necesitaban deslizar algo de dinero para pasar, pero ahora no podían entender el temperamento de esos nobles Hijos Dorados, por lo que simplemente estaban esperando que las cosas llegaran. a una conclusión.

Ya sea que sea estricto o flexible, eventualmente habrá un estándar.

Y el temor era que, en este tipo de caos, no hubiera un estándar, y luego cualquier cosa podría ser señalada como una razón para joderlos.

Además, habían escuchado que esta noche los Golden Sons asistirían a un banquete organizado conjuntamente por los nobles y que se llegaría a una conclusión definitiva sobre las reglas y la distribución de intereses.

Casi todos estaban esperando la fiesta y las noticias después de su finalización.

La espera fue una tortura, y los nobles, los grandes comerciantes e incluso los mercenarios acordaron colectivamente que hoy era el día más insoportable de sus vidas.

Pero por más insoportable que fuera, nadie moriría y el tiempo pasaría poco a poco.

Por la noche, toda la ciudad estaba casi viva.

Los nobles que eran elegibles para asistir al banquete ya estaban en casa listos y esperando, así que esperaron a que oscureciera, trajeron a sus esposas o amantes y se dirigieron directamente a la mansión de Aldo.

Los pequeños nobles o comerciantes que no eran elegibles para asistir también abandonaron sus hogares.

Se reunieron en las tabernas, posadas y otros lugares cerca de la mansión de Aldo, esperando noticias, y ocuparon casi todos los lugares en estos lugares.

Algunos incluso pelearon por un asiento.

En la mansión, para expresar la atmósfera solemne, Aldo sacó todas las lámparas mágicas de repuesto que se usaban para iluminar la Torre Mágica y las colgó por toda la mansión. Pidió prestados a docenas de buenos cocineros de varias familias nobles que estaban algo familiarizados con él para ayudar con el trabajo, así como algunos mayordomos experimentados para encargarse de la programación y preparación de todo el lugar.

Las muchas lámparas mágicas crearon una brillante cortina de luz que casi podría compararse con la luz del día.

Toda la mansión se volvió clamorosa a medida que llegaban más y más invitados. Se dividieron en una docena de pequeños grupos, alardeando unos de otros y charlando sobre temas encantadores.

Varios mayordomos estaban en el frente entreteniendo a los invitados, mientras que Aldo estaba de pie en el balcón, mirando complacido a la densa multitud de personas en la plaza de abajo.

La sirvienta a la que más adoraba se acurrucó junto a él y le dijo: "Nunca te había visto tan feliz".

"Porque mi mansión nunca ha estado tan llena". Aldo tenía una expresión eufórica, incluso un poco de frenesí, por haber sido liberado de una represión extrema. "Una vez que me arrodillé ante esa mujer, ya no tenía la dignidad que debería tener un lanzador de hechizos. Pero ahora lo tengo de nuevo, y aunque me lo ganó otra persona, y aunque sea ilusorio, me hace igual de feliz".