♣Prefacio♣

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✿Houston, Texas 1916

Un dia, a eso de las 9 de la noche, una gata de ojos bicolores charlaba con su hija algo pequeña.

Ágatha, una gatita con enormes ojos color zafiro y manchas color plomo junto a su pelaje color blanco. Se encontraba acostada en su cama cubierta con una enorme cobija amarilla con detalles floreados.

—¿Y que tal con las lecciones de hoy? —Florence, madre de Ágatha, preguntaba mientras jugaba con un mechón de su largo cabello color cobrizo.

—Las clases estuvieron bien. Pero hay una niña que siempre me empuja, es molesto. —Menciona la pequeña haciendo un puchero, cosa que le pareció muy tierno a Florence.

—¿No es mejor hablar con alguno de tus profesores?

—Ya lo intenté, pero no me prestan ateción. —Murmura Ágatha algo enojada, por lo que su madre le acaricia la cabeza —Ella dice que le caigo mal.

—Bueno, creo que mañana tendré que ir contigo. ¿Que te parece si pasamos por la pastelería de regreso?

—¿Podemos comprar pastel? —la niña pregunta con emoción, olvidando completamente el tema anterior.

—¡Claro que si! —Animó Florence mientras camina hacia el estante y tomaba un libro, para luego regresar y sentarse en el colchón, —¿Lista para escuchar un cuento?

La pequeña se acurrucó mientras tomaba su muñeca y mirando su mamá a los ojos, —Ya estoy lista.  —comentó Ágatha ya preparada para dormir.

Su madre río enternecida al verla feliz de dormir.

Lástima que sería la última noche donde dormiría feliz.

[•••]

—Que lindo final. ¡¡Me puedes leer otra!! —Hablo la chiquilla con emoción mientras su mamá cerraba el libro.

—Ya son casi las diez de la noche Ágatha, recuerda que mañana tienes que ir a la escuela.

—Pero yo no quiero ir, es aburrido. —Aclara la niña haciendo un puchero.

—Pero si nos quedamos hasta tarde, te quedaras dormida, y si te quedas dormida no podrás ir conmigo a la...

La Pequeña se lanzo en la cama al mismo tiempo que se puso la cobija hasta el cuello y fingía roncar. Ella ríe divertida y toma las mejillas de la niña y las pellizca; haciendo que la pequeña se queje, Florence se disponía a salir de la habitación para dejar a su hija dormir, se aseguró de que las ventanas estuviesen bien cerradas y de que Ágatha estuviese comoda. Una vez ya en la puerta, la pequeña habló:

—¿Mamá puedo hacerte una pregunta?

—¿Que sucede amor? —Pregunta la albina asomándose por la puerta y mostrando su ojo color zafiro, Ágatha se remueve un poco en su sitio antes de responder

—¿Crees que algún día yo tendré mi final feliz? —Murmura la pequeña al mismo tiempo que se cubría la cara lentamente. Quizás sentía vergüenza.

Lirios Rojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora