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Capítulo 9: Par de idiotas (parte 2)

—Lo prometo. —Habló Heller sorprendiendo a la joven quien se removió en su silla antes de responder atónita.

—¡De veras, de veritas!

—Ya me ha escuchado señorita Shepard, ¿De qué estamos hablando?

Ágatha miró pensativa a el gatillero para continuar, —Bueno... Mi petición es, que cuando, todo esto termine, quiero abandonar esto de Marigold.

Bueno. Esto no me lo esperaba.

—¿Que ha dicho? —La fría y filosa mirada de Mordecai se dirigió hacia la felina, quien en vez de asustarse se mostró muy segura y convencida de sus palabras. Por otra parte, el gatillero estaba sorprendido de la petición de Ágatha, creyendo que se trataría de beneficios monetarios o algún tipo de intención maliciosa. Pero esto no estaba dentro de lo planeado. —Supongo que no puedo hacer nada. Pero, a decir verdad me sorprende que quieras abandonar el negocio.

—¿A qué se refiere?

—Que cualquier chica, sin importar quién ni como haya terminado su situación, quisiera estar en tu lugar. —Respondió solemne mirando como la mesera servía el pastel y el té, ambos le dan las gracias y la mesera le miraba de forma seductora. Por otra parte, Heller sólo se limitó a comenzar a beber su té con los ojos cerrados. La camarera, enojada por haber sido rechazada, se va dando fuertes pisadas hacia la barra; Ágatha se dió cuenta de esto.

—¡Pues para tu información yo no! Se giró haciendo un sonido para demostrar su enfado. Al pensar un poco más la situación mientras comía algo de pastel, la cara de joven gata, se le torció el rostro de la ira. —¡Es enserio, estas presumiendo! Exclamó con la boca llena de pastel, El gatillero miraba con asco la falta de educación de la joven.

—Si usted lo dice. —Toma otro sorbo de su té para acomodarse los lentes y mirar con severidad a la joven —Primero: come con la boca cerrada. —Señaló a la joven visiblemente irritado, Ágatha sólo se limitó a sorber su café de forma ruidosa, logrando su cometido de irritar un poco más a Mordecai. —Segundo: veré que puedo hacer, es un poco difícil sabiendo como suele reaccionar Sweet.

—Sólo quiero que todo esto se acabe, —Se lleva las manos a la cabeza y apoya los brazos en la mesa, agraviada, —la única razón por la que sigo aquí es por mi papá. No quiero que lastimen a mi familia.

—Mientras yo esté aquí, todos ustedes estarán a salvo.

Ágatha alzó las orejas sorprendida por la extraña declaración, quien formuló una pequeña sonrisa un poco más tranquila antes comenzar a hablar todo lo que escuchó aquella noche.

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En pocas palabras, era demasiada, demasiada y sofocante información.

Heller se le quedo viendo a la felina de manchas con mirada atónita y enojada ¿Cómo una tan tonta y poco agraciada mujer pudo hacer mucho más que su padre?

La razón: muy simple, Rocky le contó un parte de los planes, y luego antes de irse y ser arrastrada escucho a Ivy con su pareja hablando un poco (¡Demasiado!) sobre el tema. Y aparte se dió cuenta de que no era de las que olvidan.

Así que sí, tuvo mucha suerte.

Los felinos ya habían terminado con sus respectivos platos y está vez Ágatha, a pesar de que Heller insistió por un buen rato, se ofreció a pagar la comida.

Lirios Rojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora