♣IV♣

139 14 7
                                    

Capítulo 4: Desde el principio.

Unas horas más tarde, en horas de la madrugada, Mordecai y su empleada, Serafine, se encontraban en un auto aparcado en un almacén a las afueras de la ciudad. Llovía a cántaros, por lo que el parabrisas se empañaba debido al clima típico de primavera.

—A decir verdad me impresiona que lo hayan encontrado tan rápido. —Comenta el de lentes mirando caer la lluvia mientras limpiaba uno de sus gemelos, —¿Como van con el espía?

—Comenzará a dar sus servicios a partir de la próxima semana, al parecer posee contactos, por lo que nos será más fácil obtener información sobre el sitio. —comentó con solemnidad, con una leve sonrisa decorando su rostro, la mujer comenta que la lluvia le recordaba a las cacerías de saltamontes que protagonizaba junto a su hermano. El de lentes sólo esperaba que la lluvia acabara con su típica cara de indiferencia, cosa que la mujer noto y prefirió no seguir hablando.

De todas formas, hablar con Heller es como hablarle a la pared.

Ambos se mantuvieron en silencio por unos 20 minutos, hasta notar que la lluvia se había reducido bastante, ese fue el momento en que ambos gatos bajaron del auto y caminaron hacia el enorme almacén sin importar que la lluvia los mojase. Serafín abre la enorme puerta y entran a el lugar, en donde se encuentra un gato similar a ella junto a otro sujeto amarrado y amordazado. Este gato de ojos amarillos se acerca a ella y a Mordecai y con sonrisa burlona.

—¡Pensé que llegarían más tarde! —El mencionado se acercó a ambos y puso los brazos en jarra, un rayo resonó por todo el lugar, haciendo que diera un pequeño salto. Pero volvió a sonreír como si nada —Está tormenta va acabar con la ciudad.

—¿Hablaras con la chiquilla? —Serafine preguntó alzando una ceja, el gato similar a ella, de nombre Nicodeme, se asomó por detrás, mientras bajaba y subía las cejas con picardía para hacer una pregunta algo atrevida por lo que ambos gatos le reprocharon, mientras se escuchaba su gruesa carcajada de fondo.

—Entonces si este ya está acá, ya hemos completado la primera parte de el plan. —Habló Heller caminando hasta el sujeto que se encontraba capturado, quien lo veía con ojos llenos de terror, —Mañana podremos... —Mordecai suspira fastidiado al ser interrumpido, mirando al par de hermanos bromeando.

Sería una larga noche.

[•••]

Llega la mañana a la ciudad de Saint Louis, el sol se asoma por la habitación de Ágatha, quien no tenía ganas de levantarse, por lo que se cubrió hasta el cuello. La luz seguía molestando, por lo que la gata decidió dar una vuelta.

Gran error.

La pobre fue a parar al suelo, quien intentó levantarse algo desorientada, pero la cobija se le enredó en las piernas, por lo que cada vez que ella intentaba moverse, terminaba más enredada y confundida.

Un rato más tarde; Ágatha se arregló como de costumbre, se puso unos pantalones de gabardina, una camisa de cuello blanco, una boina y su típico bolso de cuero y salió de la casa sin que su padre le viera para evitar conflictos por su vestimenta <<no apta para una señorita>>, fue lo que pensó Ágatha rodando los ojos y cerrando la puerta. Caminó a paso rápido hasta su bicicleta, se subió y a nada de empezar a pedalear escucho a su padre gritar.

Eso rimó.

—¡Ágatha Lillian Shepard Bouquette! —Gritó Chase asomándose por la ventana, Ágatha sólo al verlo, abrió los ojos a máxima capacidad y salió pedaleando hacia la cafetería con todas sus fuerzas. —¡Ágatha!

Lirios Rojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora