Epílogo

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Kyōmi volvía de una misión, junto con sus dos compañeros de equipo, no traían algún sensei porque ella era su capitán en dicha misión, siendo ya una Jōnin.

Se detienen en un lago a reposar un momento el recorrido de dos días de viaje. Ella iba a seguir como si nada, pero uno de sus compañeros ya no quería seguirle el paso. Igualmente el chico que estaban escoltando hasta Konoha, pariente y próximo señor Feudal del país del Fuego.

-Yo no puedo seguir, al menos vamos a quedarnos aquí un momento -Kenta se sienta exageradamente en el césped creciente al lado del pequeño lago.

Kyōmi bufa, pero igual se recuesta de un árbol de roble grande, pero no sin quedarse quieta, su deber es proteger a ese chico llamado Aoi, así que vigila el parametro en silencio.

-Yo creí que nunca descansaría -Aoi también se tira de manera exagerada sobre el césped -Soy de familia importante y pronto me pasaran el mando a señor Feudal, no es justo que me mantengan caminando.

La Uchiha le manda una mirada de odio, una de las típicas de Sasuke. El hijo de Hinata y Kiba también estaba en la misión, lo bueno era que ese chico no se quejaba de nada. Estaba recostado de un árbol sin hablar, pero al igual que su capitán, estaba observando los alrededores.

-¿Ya descansaron? -pregunta irritada de la situación. Al ver negar al Nara y a Aoi frunce la frente con molestia -Andando. Si nos quedamos más tiempo pueden venir y atacar a Aoi, muevanse.

El cabellos castaño suspira casi enamorado, su figura molesta dándole una orden la vió en movimientos lentos, al hablar, de sus cabellos frontales y sus pendientes largos, el pestañeo perfecto. Esa chica es digna de belleza a sus dieciséis años, tiene el cabello largo hasta el sus rodillas, ojos grandes y a la vez perfilados, con pestañas largas y finas, y ni hablar de su cuerpo muy desarrollado, curvilíneo en todo su esplendor.

Vuelve a suspirar -Es tan ruda -susurra con las mejillas rojas.

El Inuzuka ahoga una risa y le palmea el hombro, eso le hace voltear.

-Ni te le acerques, todos terminan jodidos, y no, no estoy hablando del corazón roto. Literalmente, salen con algo quebrado -Hitomi susurra en su oído.

-¿De qué hablas con la realeza? -Kenta se les une, llegando por el lado izquierdo de Aoi.

-No es nada -Aoi agita su mano, quitándole importancia -Pero creo que me enamoré... solo.

-Viejo, eso duele -Hitomi finge tristeza colocando una mano en su pecho.

La Uchiha se voltea ante los murmullos de los tres chicos, con el ceño fruncido por no oír nada.

-¿De qué tanto hablan ustedes tres?

Kenta, ya harto de sus tratos decide enfrentarla -¿Ahora ni hablar podemos? ¿Te parece justo eso, Kyōmi-taichō?

La Uchiha rechina sus incisivos con nada de paciencia, mostrando más su lado y aura aterradores, los tres tragaron con dificultad.

-Son como unos malditos mosquitos en la noche. Así que, silencio por unos segundos, ¿les quedó claro? -los mira con el ceño fruncido, y en sus ojos podía verse el color rojo intenso por el Sharingan activado, que le daba más aire de superioridad, volviéndola aún más aterradora.

-¡S-Sí, Kyōmi-taichō!-los dos chicos asintieron varias veces.

Se gira sobre sus pies y empieza a caminar a la aldea -Más les vale -gruñe.

Hitomi caminaba con las manos detrás de la nuca y Kenta con las manos en los bolsillos, con caras de disgusto por el regaño.

Aoi no dijo nada ni se quejó en lo que quedó de trayecto, tal vez lo que le dijo Hitomi de algo quebrado era cierto. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

Somos Esposos [SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora