(se abre el telón. Hay dos soldados combatiendo. David está durmiendo en su trono).
Absalón: (se acerca a David con Aaron) Padre, despierta, por favor. La batalla contra los amonitas ha comenzado.
David: (moviéndose lentamente) ¿Enserio? Aggg, me volví a quedar dormido mientras componía ¡Qué mala suerte!
Absalón: Te necesitamos en el frente de batalla. Yahvé siempre vela por tu suerte, sobre todo en el campo de batalla (se van los soldados que combatían se van).
David: Absalón, llama a tu hermano Amnón e id vosotros por mí al combate. Orad a Yahvé invocando su presencia con un Aleluya.
Amnón: (entra con una copa en la mano) ¿Alguien ha mencionado mi nombre?
David: Sí, y fui yo. Quiero que vallas con tu hermano menor al combate.
Amnón: Los guapos no vamos al combate. Nos quedamos en nuestras casas disfrutando de la vida.
David: Tu deber como príncipe heredero es mostrar tu capacidad para combatir y para ser un gran líder. Tus vicios no son buenos ni para tu cuerpo ni para tu espíritu.
Absalón: Ya has escuchado a nuestro padre. Debemos ir al combate. Y cierto es que el pueblo y Yahvé quieren un rey que los lleve a la gloria, y con tu comportamiento, Yahvé me ungirá a mí como rey de Israel.
Amnón: Más quisieras tú parecerte a mí. Soy guapo, extrovertido y el que más mujeres lleva a su alcoba, y tú, ¿qué haces aparte de entrenar y montar en tu caballito?
David: Ya está bien. Callad los dos. Iréis al combate en mi nombre y no se diga más. Así que coged vuestros caballos y vuestras armas y partid.
Absalón: Que se cumpla pues tu voluntad, padre (se van).
David: (levantándose) Aaron, criado mío, ven, quiero mostrarte algo que es de mi agrado (van ambos al borde del escenario).
Aaron: ¿Y bien, señor? ¿Qué es lo que me queréis mostrar con tal entusiasmo en vuestras palabras?
David: Aprecia, Aaron, el esplendor de nuestra querida Jerusalén. Obsérvala bien. ¿Existirá ciudad más bella que la nuestra?
Aaron: Pues claro que sí, majestad. Están Bagdad, Babilonia, Luxor, Atenas, Persépolis...
David: Pero ninguna de esas ciudades que has nombrado es la amada por Yahvé, nuestro dios. En Jerusalén, todo lo que hay es perfecto, pues fue hecho por personas guiadas por la bondad y el amor de Yahvé. Sus casas, sus gentes, sus árboles... son diferentes a las demás cosas que encuentres en esas ciudades.
Aarón: no sé que decirle, majestad. Si yo fuera una de esos sabios a los que nadie entiende, posiblemente podría contradecir sus palabras, pero como soy un cateto que de milagro sabe leer mejor me callo.
David: Todo hombre, sin importar su casta, origen o conocimiento, es amado por Yahvé, protector de nuestra ciudad y nuestro pueblo.
Aarón: No será para tanto.
David: ¿Qué no es para tanto? Siendo yo un pastor y estando nuestro país en su peor momento, el señor me ordenó que enfrentase al gigante Goliat para conseguir la paz en nuestras tierras. Antes de lanzar la piedra que tumbó a mi adversario, claramente superior, le pedí a Yahvé que guiara la piedra para que así la gente más humilde no sufriera las consecuencias de la derrota.
Aarón: No sé, señor, pero Yahvé no siempre es tan bueno, o eso creo yo. Cuando Adán y Eva fueron tentados por Satanás, llamado en las sagradas escrituras como "Ángel tentador", y comieron en su inocencia, los condenó a ellos y no a su ángel. Cuando los hombres quisieron construir una torre para estar más cerca de él, Yahvé los diferenció por lenguas y nacionalidades. Y cuando el faraón Ramsés no quiso dejar liberar a nuestro pueblo, mató a todos los niños de Egipto, inocentes de los actos de su faraón.
David: en lo que refiere a Adán y Eva, son en parte culpables y en parte inocentes, pero la función de Satanás siempre ha sido tentar a los hombres para que honren al señor del universo. Lo de la torre de Babel también tenía sentimientos de grandeza por parte de los hombres al querer crear algo tan grande como Yahvé. Y lo de los niños egipcios... quizás ahí sí que fue algo cruel, pero el fin justifica los medios.
Aarón: Entonces, ¿Satanás es el malo?
David: Su función en la creación no es precisamente buena si caes en sus tentaciones. Pero estar tentado al pecado y aún así no pecar es el significado de nuestra religión, así que aunque sea un ser maligno, su propósito es necesario.
Aarón: Yo creo que vos sois intentable. Satanás jamás podría tentarle.
David: mi fe es fuerte. Sería difícil que yo cayera en el pecado.
Aarón: tenéis razón.
(entra Satanás se acerca a David, se ríe y le besa en la mejilla mientras le toca el pelo)
Satanás: A ver si ahora eres tan difícil de tentar, David. Tu vanidad te va a salir cara. No se debe jugar con fuego, pues puedes quemarte.
David: Oye, Aarón (mira fijamente al fondo)
Aarón: ¿Sí, majestad?
David: (señala al fondo del teatro) ¿quién es aquella mujer de allí?
Aarón: ¿Cuál de ellas, majestad?
David: (señalando) la que se está bañando en aquella azotea, cerca de la plaza.
Aaron: ¿Esa? Ella es Betsabé, esposa de Urías, el hitita, e hija de Eliam. Su marido es uno de nuestros mejores soldados, además de ser un hombre muy religioso y leal a las leyes de vuestro reino. Mas si de su mujer quieres saber, majestad, te puedo asegurar que es la que tiene la voz más hermosa de todo este mundo. Canta mejor que cualquier ave.
David: Quisiera conocerla. Ve a su casa y dile que venga a palacio lo antes que pueda para poder saber de ella. Sé veloz en tu mandado.
Aaron: Como vos me pidáis, majestad (se va).
David: (para sí mismo) ¿Será esto una prueba de Yahvé para probar mi fe o simplemente una gran suerte? El hecho de que mi segunda mujer pereciera en el parto de mi hijo Absalón me hace sentir sumamente solo, y esa mujer... esa mujer es tan bella como tocar la lira bajo las estrellas de una noche veraniega junto a una fogata (se va).

ESTÁS LEYENDO
Aleluya.
EspiritualEsta es una obra de teatro que narra lo acontecido al rey David al enamorarse de una mujer que ya estaba casada con otro hombre. Más allá del significado religioso, creo que es una hermosa obra sobre cuán destructivo puede ser el amor. De esta histo...