Entre la verdad y el deseo

Capítulo 1

El día que Camila nació, fue un día sumamente importante para todos nosotros. Aiden llevaba una sonrisa de esquina a esquina y los niños ni se digan. Camila tenía sus ojos claros, color verde y tenía unas mejillas gigantescas. Causaba sensación cada vez que las personas la veían, todos decían que era una hermosa bebé.

- Alison, tengo que ir a trabajar, dejaré los niños en casa de mis padres

- perfecto amor, tengo muchas cosas que hacer, te lo agradezco — nos dimos un beso y me despedí de los pequeños.

Ese día iría de compras ya que hacían falta unas cosas para la casa. Llamé a Karina para que me acompañara y aceptó de inmediato.

Compré todas las cosas que hacían falta, deje a Karina en su casa y conducí hasta mi casa. Acomodé todas las cosas y comencé a preparar la cena antes de que Aiden llegará.

Mi celular comenzó a sonar, contesté y era Aiden.

- Alison, tenemos un problema

- ¿que sucede amor?

- es...

- ¿que sucede Aiden? — podía escuchar su voz temblorosa, sabía que algo malo había sucedido, un escalofrío se apoderó de mi cuerpo — mierda Aiden, ¿que pasa?

- Camila no aparece — mi mundo se fue a los pies, comencé a sudar.

- ¿cómo que Camila no aparece?

- no aparece amor, mis padres estaban con los niños, Camila estaba en la cuna, no aparece, no la encontramos amor

- voy para allá — colgué la llamada, apagué la estufa y salí de la casa casi corriendo.

Llegué a la casa de mis suegros, me bajé del auto sin cerrar la puerta y comencé a correr hacia la casa, todos estaban allí llorando y habían unos policías.

- ¿dónde esta mi niña? — Aiden se acercó y me abrazó fuertemente, comencé a llorar como si me hubieran desgarrado una parte de mi cuerpo — Camilaaaa!!

- haremos todo lo posible por conseguir a la niña, se los prometo — dijo uno de los policías.

Todavía no podía entender como se había desaparecido mi pequeña, ¿dónde estará? ¿Estará bien?

Mi suegra me preparó un té, los niños estaban asustados, todos estábamos preocupados.

- no tenemos idea de que sucedió, estábamos en el jardín con los niños, Camila estaba tomando su siesta — dijo el papá de Aiden.

- vamos a encontrarla, estoy muy seguro de eso — estuvimos varias horas en la casa, esperando tener una señal pero era inútil, ya los niños estaban agotados, por lo que Aiden dijo que teníamos que volver a la casa, cosa que no quería, necesitaba a mi pequeña.

Llegamos a la casa, acostamos a los niños en sus camas y me senté en el sofá de la sala. Estaba muy exhausta pero no quería quedarme dormida.

- Ali, tenemos que descansar

- no puedo Aiden, no puedo dejar de pensar en Camila

- yo tampoco puedo dejar de pensar en ella, pero tenemos que estar con energías para cualquier cosa, vamos a dormir — Aiden me ayudó a ponerme de pie y nos fuimos directo a la habitación.

3 semanas después...

No habían rastros de Camila, era como si la tierra se la hubiera tragado. La noticia la daban todos los días más de cuatro veces, la desaparición de mi niña me tenía muy mal. Había bajado más de 30 libras, no tenía ánimos para nada, me la pasaba encerrada en la habitación llorando y pendiente a mi celular por si la policía llamaba, pero cada día que pasaba, la esperanza se desvanecía. Aiden había decidido no ir a la empresa mientras estaba al pendiente de todo, se la pasaba en la calle repartiendo boletos con la foto de Camila, y llegaba todo agotado a la casa, se daba una ducha y se acostaba a dormir.

Toda nuestra vida había cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Nuestra relación estaba estancada, ya casi ni hablábamos, solo compartíamos cuando estábamos dormidos. Sebas y Jacob estaban tristes, no paraban de preguntar por Camila y eso me ponía peor.

10 de mayo, una fecha que jamás olvidaré, la fecha en la que me arrebataron a mi princesa de mis manos, la última vez que la vi y le di un beso y pude oler sus manitas con polvo de bebé.

Ese 10 de mayo, había perdido una parte de mi corazón, ya nuestra vida no sería la misma, no hasta que consiga a mi pequeña princesa.