Isabel

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Los meses pasaron.
Y pronto Isabel quedó embarazada.
Ella y Fernando tenían la esperanza de que fuera un varón, para así asegurar al menos el trono de Aragón y el de Castilla, porque de esa manera Juana no tendría derecho a este.

Los meses pasaron y la gente tenía hambre en la villa, Cale y Anton habían decidido donado a Castilla algunas de las provisiones de sus reinos para que se alimentaran, mientras que Elly y Juliana decidieron donar telas y abrigo a los habitantes para que no tuvieran frío en el invierno. Ya que este estaba muy próximo.

Un frío dos de octubre en el año 1470, teniendo 19 años Isabel dio a luz a una niña, a la cual también llamaron Isabel.
-Es preciosa-dijo Elly al acercarse a ver al bebé.
-Igual a su madre-dijo Fernando tomando asiento al lado de su esposa.
-Ojalá hubiera sido un varón-fue lo único que dijo Isabel, la sonrisa que Elly mantenía en el rostro fue borrada en ese instante ¿acaso iba a quererla menos, solo por ser mujer?
-La noticia se va a a extender por todo el reino-dijo Chacón.
-Tened por seguro de que nos ocuparemos de eso, Alteza-le aseguró Cardenas a Isabel, ella solo asintió.
Y así ambos hombres salieron de la habitación.
-¿Puedo cargarla?-pregunto Elly.
-Claro que podes-le aseguró Fernando, quizás no se hubieran llevado bien antes pero estos últimos meses, Fernando debía admitir que Elly se había vuelto una gran ayuda para él.
Elly tomó a la niña en sus brazos y sus amigos la rodearon.
-Creo que no hay bebé más tierno que ella-aseguró Anton.
-Espera a que tengamos los nuestros-dijo Cale tomando de la cintura a Juliana y ambos se dieron un beso en los labios.
-¡No coman frente a los pobres!-les dijeron sus dos amigos.
-No es nuestra culpa que sigan solteros-dijo Juliana riendo.
-Si estamos solteros es por decisión-aseguró Anton.
-Y por tener estándares altos-Elly le dio un beso a la bebé, se la dio a Cale para que la cargara y acto seguido chocó los cinco con Anton.
-¿Y de quien es la culpa?-les dijo Juliana.
-Nuestra-aseguraron ambos amigos.
-Si no se casan para cuando tengan treinta pueden casarse entre ustedes-propuso Cale, Elly y Anton hicieron mueca de asco.
-Estás loco, ¿yo, casarme con el Pulgoso este? Ni loca.
-Suena interesante.
-¿En serio lo estás pensando?-pregunto ella a Anton.
-No es mala idea, piensa en él Imperio que podríamos formar.
-Piensa en todo lo que podría salir mal.
-¿Como que?
-Nos mataríamos mutuamente, Anton, eres mi mejor amigo, pero hasta ahí.-el zar de Rusia pareció considerarlo de nuevo, miro a Cale.
-Es una idea terrible, me dijiste que me matarías si le ponía una mano encima.
-Y ten por seguro que lo cumpliré.
-Y ten por seguro que si haces sufrir a mi amiga yo te mando al Tártaro, ¿entendido? Aunque seas mi hermano.

-Fuerte y claro, El-hizo una seña de soldado, sonriendo y ahora Juliana cargaba a Isabel, luego pasó a los brazos de Anton.
-Me gustaría que vos fuerais la madrina de Isabel, Elly-le dijo su prima.
El comentario dejó a Elly en shock, no separaba esto, no era tan buena como los niños como pensaba, ¿que pasaría si no hacía un buen trabajo, metería a Isabel en problemas, la lograría ayudar?
O tal vez...
Tal vez Isabel pudiera ayudarla a ella.
Sonrió al pensar en las travesuras que haría con Isabel y las cosas que le podría enseñar. Alguien a quien transmitirle su legado por si ella no llegaba a tener hijos.
-¿Estás segura de esto?
-No os lo hubiéramos pedido de no ser así, Elly-le aseguró Fernando, dándole una mirada sincera, que al mismo tiempo transmitía seguridad.
-Esta bien...acepto.

Cómo Cardenas aseguró la noticia se difundió por toda Castilla, haciendo que Enrique se enterrara y le emocionara conocer a su sobrina, quizás así también era una manera de hacer las pases con Isabel, por todo lo que él  había hecho mal, por lo que ambos habían hecho mal.

Mientras tanto Gonzalo y Elly estaban más cercanos que nunca, salían a pasear a caballo, practicaban con todo tipo de armas e incluso a veces ayudaban a cuidar a Isabel.

En ese momento ambos se encontraban dando un paseo por los jardines, Elly tenía un sobre en su mano, era una carta de Athiope dando a la Emperatriz un informe de cómo estaban las cosas en casa.
Por el momento no había nada de lo que debiera preocuparse.
Gonzalo se detuvo de repente a mirarla.
-Hay algo que he querido deciros hace tiempo, pero no es sencillo.
-Puedes contarme lo que sea, tranquilo Gonzalo-miro al soldado de pies a cabeza, se notaba nervioso, bastante y eso casi nunca pasaba, al menos no cuando estaba con ella.
-Cuando me fui al campo de batalla...en lo único que podía pensar era en vos, no toleraba la idea de que os casaseis con un hombre que vos no amáis.
-Gonzalo, ¿a dónde va...?
-Durante el tiempo que me recupere y recibí vuestras cartas era mi único que me mantenía vivo, saber que esperabais por mí, he disfrutado cada minuto con vos a mi lado, a pesar de que ambos empezamos con el pie izquierdo-eso hizo que Elly riera, recordando el día en que conoció a Gonzalo sin saber lo importante que iba a ser para ella-sé que no tengo mucho que daros, no tengo un título o una fortuna, pero os puedo prometer amor y aventuras-saco de su bolsillo una pequeña caja, la abrió y mostraba un anillo de oro con una pequeña piedra azul incrustada-Elly, Emperatriz del Imperio Bizantino, Infanta de Castilla, ¿me haríais el honor de convertiros en mi esposa por el resto de nuestros días?

Espadas de Dioses y Reyes (nueva cuenta, soy historystories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora