Comienzan los problemas

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Gonzalo no esperaba volver a verla.
Al menos no tan pronto.
Pero habían pasado tres años, era algo de tiempo, quizás demasiado, al menos para él, ya que desde que había vuelto a Córdoba los días se pasaban lentos.

Se preguntaba quién era aquel hombre a su lado, ¿era quizás su esposo? No...si ella se hubiera casado la noticia habría llegado hasta Castilla, incluso hasta Rusia, pero aunque esa quizás no era la situación, no podía evitar preguntarse quién era él.
Susana y Beatriz admiraban a la Emperatriz y a su acompañante, ambas habían escuchado muchas historias de la temeraria gobernante del Imperio Bizantino, y hasta ahora no podían creer lo que sus ojos veían.

-Susana, Beatriz, aseguraros de que mi prima y su acompañante se instalen-hablo Isabel.
-Será un honor, alteza-hablo Susana-por favor Majestad, seguidme.
-Voy detrás de ustedes-sonrió y las siguió, Gonzalo observó que se iban por otro pasillo, algo dentro de él se alivió, quizás, no estaba completamente listo para verla como había pensado.

Las dos doncellas instalaron a los griegos en sus habitaciones y pronto Aquiles fue al cuarto de su amiga.
-Pensé que podríamos recorrer el Alcazar, al menos antes del banquete.
-¿De que banquete hablas?
-¿No sabes, Elly?
-Creo que mi cara lo dice todo, Aquiles-el soldado suspiró y soltó una risa, su amiga era muy distraída a veces.
-Isabel organizó un banquete en honor a tu llegada.
-Vaya...que...considerada, ¿avisaste a los otros que hemos llegado bien?
-Lo hice y ya se han mandado las cartas-sonrió con satisfacción.
-En ese caso, vamos a dar un paseo.

Ambos terminaron en los jardines del Alcazar, mirando el cielo y la arquitectura, era muy diferente a lo que conocían, tenia un aire árabe, pero al mismo tiempo tenía aquel toque de Castilla.
Al no estar observando por dónde iba, Elly logró chocar contra alguien y antes de que cayera unos fuertes brazos la atraparon.

-Debéis tener más cuidado, Majestad-aquella voz...le era tan familiar, era aquella voz que había ansiado oír durante los últimos tres años. Miró a su rescatador, vestía unas ropas castellanas obscuras, su espada colgaba de su cinturón, luego miró su rostro, se había dejado la barba y vaya que no se le veía nada mal y aquellos ojos...
Aquellos ojos con los que Elly había soñado durante años, que le hacían sentir que todo iba a estar bien...
-Gonzalo...-el soldado la enderezó, y la miro a los ojos, sonriendo.
-Es bueno volver a veros, Majestad.
-Lo mismo digo.
-¡Elly!-la voz preocupada de Aquiles hizo que se interrumpiera el momento de ambos, llegando a ver cómo se encontraba su amiga-¿estás bien? Lo siento, debí haberme fijado, lo siento tanto Elly.
-No te preocupes, Aquiles, alguien más logró salvarme-su amiga le dio una sonrisa dándole entender a Aquiles que era un viejo amigo, él sonrió ante aquel desconocido.
-Soy Aquiles, Capitán de la Guardia del Imperio Bizantino-le extendió la mano.
-Gonzalo Fernández de Córdoba, soldado de las tropas de Castilla-se dieron las manos y se sintieron, ambos sintieron que se iban a llevar muy bien-también soy un viejo amigo de Elly.
En ese momento Aquiles recordó que le había hablado de Gonzalo y cómo se habían conocido, cómo la había salvado y algunas otras aventuras que ambos habían tenido mientras la Emperatriz estuvo en Castilla.
-¿Eras el doncel de su primo, el Infante Alfonso?
-El mismo.
-Elly siempre hablaba de ti, hasta dijo que la salvaste una vez, aunque ese normalmente es mi trabajo.
-Yo puedo salvarme sola-dijo la chica.
-No es cierto, en mes pasado casi te come una manticora-Gonzalo miraba con algo de gracia la discusión que se iba a formar entre los dos amigos.
-Lo tenía controlado, hasta que llegaste y empeoraste todo.
Aquiles hizo una cara de ofendido, lo que causó que Gonzalo tuviera que reprimir una carcajada, aunque estaba preocupado por Elly quería ver cómo iba a terminar esto.
-Te salve, estaba por comerte tenía que hacer algo.
-Hasta que llegaste no era ni de cerca comida para ese monstruo.
-Pero te salve.
-Como digas-la chica todo los ojos.
Después de aquella tonta discusión, los tres siguieron paseando por el jardín, hablando y poniéndose al corriente de lo que había sucedido en los últimos tres años, hasta que casi era la hora del banquete.
-Rayos-dijo Elly.
-¿Sucede algo?-pregunto Gonzalo.
-El banquete, debo prepararme y ustedes también deberían hacerlo.
-Os veis hermosa con lo que traéis puesto, Elly, no necesitáis arreglaros-Elly sintió sus mejillas arder y su corazón empezó a latir a mil por hora.
-The lo agradezco mucho, Gonzalo pero me temo que esta vez no te haré caso-rio-debo irme, los veo en el banquete.
La chica empezó a correr hacia el Alcazar, Aquiles miro a Gonzalo y le dio un codazo, era ahora o nunca.
-Elly-Gonzalo hablo lo suficientemente alto para que le escuchara y lo logró, porque Elly se detuvo y le miró-¿bailaríais conmigo esta noche?
La pregunta le había salido con algo de nervios si tenía que ser sincero, pero ya estaba hecho, ahora solo cabo esperar la reacción de la chica, cuya sonrisa se agrandó.
-¡Si, me encantaría!
Y luego empezó a correr hacia el interior del Alcazar mientras a sus espaldas Gonzalo y Aquiles celebraban aquella victoria.
-Ahora si debemos prepararnos-le dijo el griego al cordobés.

Espadas de Dioses y Reyes (nueva cuenta, soy historystories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora