Yoongi siempre había sido un hijo ejemplar, buenas clasificaciones, muchos trofeos, siempre sin problemas, todos envidiaban al hijo de los Min, un joven con tan bien futuro por delante y tan disciplinado.Sus padres creían que él no tenía secretos, ¿Qué cosas podría ocultar un chico como el?
El pelinegro tenía mucho que ocultar, porque su familia no era perfecta, para nada, comenzando por su hermano menor, quien era todo lo contrario a él, siempre estaba metido en problemas, dejaba en "vergüenza" a la familia, sus padres siempre negaban de él, como si no existiera, la "disciplina" ya no servía, su padre había dejado de golpearlo cuando él mismo Tae ya de su altura había detenido su mano en el aire evitando el golpe, luego de eso, su pequeño hermano huyó de casa, Yoongi, a diferencia de sus padres, quedó destrozado, culpándose en que quizás debió defenderlo más y enfrentar a sus padres, pero él mismo había aprendido que de solo intentarlo significaba el doble de golpes para ambos.
Sus padres lo habían obligado a unirse a un partido político donde ambos tenían muchos simpatizantes, su mismo padre había militado para él en sus años activos, pero cuando se retiró también lo hizo del partido, así que cuando Yoongi cumplió la mayoría de edad, no tuvo más alternativa que militar en el, muy en contra de sus creencias.
El partido al inicio no había sido terrible, sus ideales de la grandeza de los ricos sobre las necesidades de los pobres había llevaba a Yoongi alejarse un poco, pero era difícil cuando el presidente de dicho partido la tenía siempre en la mira.
Aquella agrupación le asfixiaba, los comentarios racistas, clasistas y xenófobos, que eran soltados como si hablaran del clima le asfixiaban como si nadara en medio del mar.Por lo que Yoongi tenía secretos, mucho secretos, siempre teniendo que actuar de una cierta manera frente a determinada gente le agotaba, pero había un secreto que era especial, muy especial para el, que ocultaba de todo el mundo, desde sus amigos hasta el partido.
Y es que, Yoongi si busco a su hermano, él sabía que no tenía a muchos lugares a los que ir más que a las casas de sus amigos y había uno en específico que el pelinegro sabía sería el primero en que su hermano estaría, la casa de los Jeon había sido su primer paradero, y había sido realmente fácil.—¡Yoonie!—Grito con alegría Jungkook, hasta su cara cambio a una de terror y volví a gritar.—¡Yoonie!
El pelinegro giró sus ojos con fastidio, Jungkook eran un chico muy querido en la comunidad a pesar de su mal comportamiento, en la universidad a la que iban no había persona que no conociera a Jungkook, el chico era popular por su imagen, era guapo, muy guapo, capitán del equipo de fútbol y un chico inteligente, casi Perfecto, de no ser por su personalidad que para Yoongi era muy irritante, siempre tan gritón, abrazando gente, riendo por lo pasillos como si fuera el único en el mundo, y siempre tan entrometido.
—Ahórrate el teatro, necesito hablar con Tae, dile que venga.— No estaba de humor para ser amable, así que cuando Jungkook hizo mueca de alegar se apresuró de empujarlo y entrar de golpe a la casa.—¡Min Taehyung vienes ahora mismo o yo mismo te cortaré las pelotas cuando te encuentre!
Su hermano menor apareció de detrás de uno de los pasillos de la casa con una expresión de odio y brazos cruzados, Yoongi suspiró fastidiado.
—No vengo a llevarte a casa si es lo que crees, mucho menos a reprenderte o algo.—Tae lo miro con desconfianza pero su postura se relajó, Yoongi miro de reojo a Jungkook quien cerró la puerta y se quedó quieto en ese lugar. —Venía a pedirte perdón, yo, nunca debí dejar que ese señor te pusiera una mano encima, yo debí ser un mejor hermano mayor, no pude cumplir mi tarea de protegerte.
Yoongi se agachó frente a Tae y se inclinó en una reverencia, todo quedó en silencio.
—Tae...— Susurró Jungkook delicadamente.