CAPITULO 18

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Llevar a Armando a la clínica fue muy complicado porque a pesar de que el dolor cada vez se intensificaba más y más, este aseguraba que no era nada de qué preocuparse. Claro que eso no fue lo que dijo el médico ya que se había fracturado la pierna a la altura del peroné de la pierna derecha y por lo cual tendría que llevar un yeso por lo menos un mes.

Además no podría mover mucho la pierna por lo menos en una semana y eso lo tenía completamente fastidiado, sobre todo con la empresa. Su padre le dijo que no se preocupara, que él podría estar el tiempo que llevaría de recuperación, pero él solo acepto la semana de inmovilidad solamente. Aunque también estaban Mario, Marcela y su mujer a cargo y eso en parte lo tranquilizaba.

Esa noche cenaron en su casa, junto a sus padres y Marcela, logrando que él día terminara entre risas. Ya por la noche Betty le preparo la cama e hizo el intento de irse al cuarto de invitados, cosa que por supuesto no acepto. Ella le dijo que era lo mejor ya que podría moverse y por lo tanto pasar a lastimarlo, pero él no acepto excusas y como era la pierna derecha a él no le afectaba que su mujer durmiera a su lado como cada noche desde que se conocieron.

Claro que tampoco durmió demasiado, porque veía como se removía en la cama y más de una vez escucho un quejido de su parte. Así que en la mañana no pudo evitar tener unas ojeras muy marcadas y aunque las trato de tapar con maquillaje no sirvió de mucho. Lo ayudo a asearse y dejándolo en el sofá de la sala ya que no quiso volver a la cama, adecento un poco el cuarto y luego se vistió, no quería llegar tarde a la oficina.

Ese día había elegido un sastre de falda de cuadros tipo lanilla que le llegaba hasta las rodillas en color plomizo. La chaqueta era del mismo material, la blusa era negra y los combino con unos botines color negro. Su cabello se lo peino muy simple, una trenza que descansaba en su hombro izquierdo y su maquillaje como siempre muy natural, para finalizar colocó esas gotas de jazmín que a él tanto encantaba.

Salió del cuarto mientras aún guardaba cosas en su cartera y tomando las llaves de su carro el que no usaba desde que están juntos, se acercó a él que la miro con el ceño fruncido:

B: Mi amor, ya me voy no quiero dejar a tu papá con todo

A: -un poco molesto- ¿No crees que te queda muy cortica la falda?

B: -mirándose- ¿Corta? Pues no, es como todas las que uso, mi amor vengo a comer contigo ¿Bueno? Cuídate mira que no quiero dejarte solito

A: No, si no voy a estar solo, ya sabes que vendrá mi mamá y la tuya a hacerme compañía -fastidiado-

B: Bueno mi vida, cuídate ¿Sí? Te amo

Ella se inclinó y le dio un beso chiquito y él simplemente tuvo que verla desaparecer tras la puerta. Golpeo los cojines y se cruzó de brazos hecho niño caprichoso, no le gustaba para nada la idea de que ella estuviera sola en la empresa, sobre todo con Alejandra allí, sabia lo dañina que podía llegar a ser.

Betty cuando salía del edificio se encontró con su madre y suegra y diciéndoles que vendría a la hora de comer se fue a la empresa. Cuando llego le entregó las llaves a Wilson e ingresando a la recepción recibió el efusivo saludo de su amiga

AU: Betty, buen día ¿Cómo esta? -dándose cuenta de que esta sola- ¿Y Don Armando?

B: Armando no vendrá en unos días, ya que tuvo un accidente

AU: ¿Cómo así? Pero ¿Está bien?

B: Se fracturo una pierna y no, no está bien, está completamente fastidiado

AU: Ay que pena con él, con lo neurótico que es -mirada molesta de Betty- Bueno desde que esta con usted que ya no lo es...

B: Por cierto, hoy viene alguien de Terramoda, lo hace seguir a mi oficina ¿Sí?

EN BUSCA DEL HEREDERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora