Septiembre (-6 meses)
Lynx Franklin
En enero había ingresado a la Clínica Jiménez Bautista (J&B) a realizar mi internado en medicina como parte del sexto año del programa de estudio en mi carrera. Debía rotar por diferentes servicios si deseaba graduarme. Benjamín me llevaba años de ventaja, él había acabado con su internado y su servicio social hace mucho. Actualmente cursaba el cuarto año de su programa para especializarse como médico cirujano, yo aún no había decidido en qué deseaba especializarme. Nos habíamos conocido en la universidad, en alguna feria de salud hacía un par de años y debido a mi interés por hacer mi internado en la clínica de su padre nos hicimos cercanos. Desde el momento en el que puse mis pies en J&B, él fue mi mejor apoyo y compañero, me mostró el lugar y me presentó al equipo dando de mí muy buenas referencias. Si tenía alguna duda sabía que podía acudir a Benjamín en todo momento.Una vez, después de un día estresante nos encontramos a la salida de la clínica, le hice una mueca que indicaba mi agotamiento (prepararme para ser doctor a veces agobiaba), él sonrió y me invitó al cine. Volvimos una pequeña costumbre el salir juntos de vez en cuando... La gente empezó a identificarnos como los mejores amigos, por ello aquella tarde no tuve remilgos para entrar al consultorio de Benja como si fuera el mío y cerrar la puerta por dentro. Él me miró asombrado, pero no dijo nada cuando me arrodillé y me le colgué del cuello. Después de unos segundos me rodeó con sus brazos y empezó a acariciarme la espalda para calmar mis sollozos.
—¿Por qué estás tan triste, mi constelación humana? —Le había contado que los lunares en mi espalda formaban la constelación Lynx.
—¡No estoy triste! —respondí apartándome para secarme las lágrimas, un poco azorado debido a su manera cariñosa de tratarme cada vez que estábamos a solas.
—Dices que no estás triste mientras sigues llorando... ¿Qué significa eso?
—¡Estoy enojado! Mucho. Cuando me siento así solo puedo llorar, ya ves lo patético que soy.
—Okay, para empezar, no eres patético, eres un excelente estudiante, hermano y amigo, tienes rostro de modelo, así que, una vez establecido el punto, dime, ¿qué te ha puesto tan molesto? —Odiaba cuando era así de agradable y a la vez subrayaba que solo éramos amigos. La vibración del celular en su bata interrumpió mi puchero.
—¿Tienes trabajo?
—No, no ahora —murmuró mientras veía la pantalla de su móvil, antes de cancelar la llamada entrante.
—Lo siento, estás ocupado, no debí venir.
—No pasa nada, Lynx, era una persona a la que puedo llamar más tarde. Mi atención es toda tuya...
—Bien, ocurre que estoy enojado con Ross, pero no le puedo reclamar nada porque a él le importa poco cualquier cosa con que lo amenace. ¿Sabes lo tonto que es? Ha llegado esta mañana a casa y me ha lanzado eso a la cara. —Coloqué un expediente en su escritorio.
—¿Qué es esto? —preguntó mientras lo revisaba.
—Roscoe tomó su motocicleta, se armó hasta los dientes y se metió a la casa de ese psicópata otra vez para registrar el laboratorio. Lógicamente, estaba cerrado con llave, así que el genio le disparó a la cerradura y activó una alarma, dijo que solo tuvo tiempo de tomar un expediente antes de salir huyendo. Ese estúpido no quiere llegar a los veinte, Benjamín, te lo estoy diciendo, en lugar de ver nacer a ese ser que carga, vamos a ver morir a Roscoe que es incapaz de medir un riesgo.
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Proyecto Hippocampus
ActionRoscoe tiene muchos planes, por ejemplo, asesinar a un hombre o a dos o a tres... Él tiene un solo sueño y no importa quién o quiénes se metan en su camino, definitivamente su proyecto de vida nunca varía, su propósito es firme y ser padre no es par...