Eight⁸

377 54 6
                                    

Tenía razón; los labios de Felix eran suaves y perfectos. Verlo recostado entre la oscuridad de su habitación, con sus lindos ojos cerrados y su boca abierta mientras emitía leves gemidos era la imágen perfecta para incitar a Minho a saborear cada parte de su delgado cuerpo, desde el cuello hasta el tobillo, ni siquiera importándole dejar alguna marca evidente, después de todo solo Minho tenía el derecho de mirar ese precioso cuerpo. Felix era suyo.

Sonrió cuando el chico entreabrió los ojos dejándole ver ese destello castaño ¿cómo evitar caer ante él? Descendió hasta cubrir los labios de Felix con los suyos, disfrutando de ese suave tacto y envolviendolo con algo de desespero, porque al ser Felix nada en Minho se sentía tranquilo. Mordió con interés el labio inferior jalando un poco de él aun con aquella sonrisa que se prolongaba cada segundo, se sintió orgulloso de alejarse y notar el rostro del menor completamente sonrojado, pidiéndole más solo con la mirada.

Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir su lindo chico había desaparecido, encontrándose ahora sobre su maestra y esa sonrisa que siempre le dedicaba.

Despertó agitado, sudando y con su erección ahora muerta después de haber logrado levantarse después de que Minho estuviera consciente. Vaya forma de arruinarse el sueño. Lanzó una almohada con fastidio hacia la pared dándose la vuelta sobre la cama. ¿Ahora cuánto tenía que esperar para volver a tener un sueño humedo con el chico? ¡Él apenas había comenzado! Ni siquiera tuvo tiempo de tocarlo como deseaba.

Se sentó en la cama y se quedó viendo aquel rincón oscuro de su habitación, sintiendo la soledad escocer en su espalda. Inhaló profundo y soltó el aire con un suspiro.

 Inhaló profundo y soltó el aire con un suspiro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐈𝐍𝐓𝐈𝐌𝐎 ✧ MinlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora