Me tomó en brazos y me llevó al sofá, sin separar sus labios de los míos. Se puso encima de mí mientras seguíamos besándonos.
Aquellos segundos se me hicieron muy cortos y muy liosos.
De repente oímos la llave de la puerta encajar en la cerradura.
-MIS PADRES- le dije gritando.
Se incorporó y seguidamente yo le daba voz a la tele. Habrá que disimular.
-Hola cariño. ¡Anda vecino!- saludó mi madre con mi hermana cogida de la mano. Normal, a esta niña hay que llevarla con correa, es muy rápida y lo peor es que es muy silenciosa.
-Mamá, ¿qué...? ¿Qué hacéis aquí ya tan temprano?- le dije girándome rápida para no ver los ojos marinos de Edu. No podía mirarlo a la cara.
-¿Tan temprano?- miró al reloj del salón con los ojos medio cerrados como cual chino vende chicles- Cariño son las 16:15- me dijo extrañada.
No suelo perder la moción del tiempo tan fácil, por eso le extrañó tanto.
Abrí los ojos, miré al reloj. ¡Efectivamente! Las 16:15. Maldito Edu. ¡Y yo sin comer!
Mi padre susurró una cosa a mi madre y mi madre dijo susurrando: 'Pillines' mientras sonreía y nos miraba. Me había calado.
-¿Qué habéis comido?- me dijo mi madre sin quitar la cara de cabrona que tenía.
"Los labios de Edu" me dieron ganas de responder a mi madre. Pero efectivamente, mi madre, nadie le iría a decir eso a su propia madre.
-Nada mamá- le dije tragando saliva.
-Pues haceros algo anda- dijo mi madre señalando la cocina con la cabeza.
-No si... Edu ya se iba ¿a qué sí?- dije entrecortada y perdiendo la voz cuando dije su nombre.
-Oh sí, sí. Tengo varias cosas que hacer- Contestó enseñando aquellos preciosos, perfectos y asquerosos dientes. ¿Asquerosos? ¿Por qué? ¡Porque son maravillosos!
-Ah bueno, pues nos vemos Edu- dijo mi madre mirándole con cara otra vez de cabrona.
Ella lo sabía, yo sabía que ella lo sabía y Edu sabía que mi madre y yo sabíamos lo que sabía la otra, ¿entendéis?
Edu salió corriendo de mi casa, despidiéndose educadamente como siempre, y no supe de él hasta la mañana siguiente.
-Yo... yo me voy a mi habitación- y corriendo de allí que me fui.
Llegué a mi habitación tan rápida que ni yo me di cuenta de que había llegado.
¿Qué ha pasado? ¿Me gusta Edu? Na, yo lo odio... ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Teen Fiction
Por culpa de aquella maldita persona me metí en las drogas. Por culpa de las drogas me metí en problemas aún más graves. Por culpa de todo esto ya no sé quien soy. Yo, Leila Reina, me mudé sin saber a donde me llevaría aquella mudanza. De una niña...