Capítulo 5: Dolfi

37 3 3
                                    


Me tomó en brazos y me llevó al sofá, sin separar sus labios de los míos. Se puso encima de mí mientras seguíamos besándonos.

Aquellos segundos se me hicieron muy cortos y muy liosos.


De repente oímos la llave de la puerta encajar en la cerradura.


-MIS PADRES- le dije gritando.


Se incorporó y seguidamente yo le daba voz a la tele. Habrá que disimular.


-Hola cariño. ¡Anda vecino!- saludó mi madre con mi hermana cogida de la mano. Normal, a esta niña hay que llevarla con correa, es muy rápida y lo peor es que es muy silenciosa.


-Mamá, ¿qué...? ¿Qué hacéis aquí ya tan temprano?- le dije girándome rápida para no ver los ojos marinos de Edu. No podía mirarlo a la cara.


-¿Tan temprano?- miró al reloj del salón con los ojos medio cerrados como cual chino vende chicles- Cariño son las 16:15- me dijo extrañada.

No suelo perder la moción del tiempo tan fácil, por eso le extrañó tanto.


Abrí los ojos, miré al reloj. ¡Efectivamente! Las 16:15. Maldito Edu. ¡Y yo sin comer!


Mi padre susurró una cosa a mi madre y mi madre dijo susurrando: 'Pillines' mientras sonreía y nos miraba. Me había calado.


-¿Qué habéis comido?- me dijo mi madre sin quitar la cara de cabrona que tenía.


"Los labios de Edu" me dieron ganas de responder a mi madre. Pero efectivamente, mi madre, nadie le iría a decir eso a su propia madre.

-Nada mamá- le dije tragando saliva.


-Pues haceros algo anda- dijo mi madre señalando la cocina con la cabeza.


-No si... Edu ya se iba ¿a qué sí?- dije entrecortada y perdiendo la voz cuando dije su nombre.


-Oh sí, sí. Tengo varias cosas que hacer- Contestó enseñando aquellos preciosos, perfectos y asquerosos dientes. ¿Asquerosos? ¿Por qué? ¡Porque son maravillosos!


-Ah bueno, pues nos vemos Edu- dijo mi madre mirándole con cara otra vez de cabrona.


Ella lo sabía, yo sabía que ella lo sabía y Edu sabía que mi madre y yo sabíamos lo que sabía la otra, ¿entendéis?


Edu salió corriendo de mi casa, despidiéndose educadamente como siempre, y no supe de él hasta la mañana siguiente.


-Yo... yo me voy a mi habitación- y corriendo de allí que me fui.


Llegué a mi habitación tan rápida que ni yo me di cuenta de que había llegado.


¿Qué ha pasado? ¿Me gusta Edu? Na, yo lo odio... ¿no?


 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora