Capítulo 13: 'El borracho'

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-¿No vas a cogerlo?- sonó la voz de Becky a mi lado.

¿Una llamada desconocida? No podía traerme nada bueno. Así que lo dejé sonando hasta que colgó.

Para romper el silencio mi compañera de viaje me dijo:

-Bueno... ¿Qué harás con el dinero?-

En mi mano izquierda tenía mi recompensa cual perro que hace un truco bien hecho. Era dinero sucio, pero era dinero.

-No lo sé- respondí metiendo el dinero en el bolsillo para no verlo más. Me removía la consciencia. Ese dinero seguramente sea de un drogadicto desesperado por encontrar lo suyo, y habría robado para conseguirlo.

En la ventanilla observaba que el sol ya había caído, y al mirar el reloj de mi móvil pude ver que eran las 21:46.

-Leila, vamos a ver a Marc- me dijo una vez desviado el coche en dirección al lugar del hospital.

-¿¡Qué?!- ni lo había reflexionado, sólo que el nombre 'Marc' me hizo saltar -¡Sabes que no quiero verle!-

-Te jodes- me responde con su chulería y una sonrisa de... ¿venganza hacia mí? ¿Por qué? No lo sé, y era mejor no saberlo.

Me puse nerviosa. Que alguien me obligase a hacer algo que no quería me ponía atacada. Tenía que hacer algo, ¿hablar con ella? Era inútil.

-¡Becky da la media vuelta!- empecé a advertirle.

-¡Cállate y disfruta del viaje!- me respondió apretando más el acelerador. La carretera pasaba por mis retinas muy rápido, y eso me hacía estar más nerviosa, a empezar a dejar de pensar con claridad... a simplemente a actuar.

Cogí el volante y pegué un giro a la derecha. Becky empezó a gritarme pero no la escuchaba, estaba más ocupada esquivando a los pocos coches en carretera que nos pitaban. El coche empezó a girar y a dar vueltas. Yo me puse aún más nerviosa. 4 manos en un volante, un ambiente muy cerrado, lleno de gritos y de nervios,... y todo por mi culpa.

Becky me apartó las manos del volante. Me coloqué en mi asiento. El coche seguía descontrolado. Giro a la derecha, otro a la izquierda, vuelta completa, gritos de Becky, sudores fríos por mi frente... "Este es mi fin" llegué a pensar.

Pisó el freno con todas sus fuerzas. Consiguió pararlo. Suspiré fuerte para asegurarme de que seguía viva. Miré a Becky y ella hizo lo mismo.

-Ya sabes algo más de mí- respondí riéndome. Me había salido con la mía, asustarla. Arriesgando mi vida sí, pero valió la pena.

-¿¡El qué?! ¡¿Qué estás loca?!- me preguntó con sus ojos de asesina.

-¡Sí!- respondí dando un golpe a mi sillón –Ahora llévame a mi puta casa-

-¿O qué?- me dijo vacilándome para demostrarme que no me tenía miedo.

La miré de arriba abajo, y con un movimiento de mentón señalé al volante, lo cogí con la mano izquierda y en susurros amenacé:

-O a la próxima vez no salimos de aquí-

Me devolvió la mirada. Cogió mi mano, empezó a apretarla. Poco a poco fue acercándose a mí, y cuando nuestras narices rozaron me dijo:

-Hoy te libras- y seguidamente me mordió la mejilla.

Poco a poco me apretaba más, hasta que grité y la aparté empujándola. Pero eso fue peor, ya que tiró de ella con los dientes. Me empecé a acariciar el lugar, y la miré con cara extraña. Ella se empezó a reír y me dijo:

-¿No te lo esperabas? Qué pena-

Empezó a conducir, pero esta vez dirección a mi casa.

En el reflejo de mi móvil me miré. Tenía un morado y claramente parecía un bocado. Preferí no decir nada durante todo el camino, aquello me dejó sin palabras.

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