Capítulo 9: 'Pequeño problema'

42 3 3
                                    

La luz se encendió, y efectivamente, lo único que llevaba puesto era mi sujetador y mis bragas, pero... ¿dónde estaba el resto de mi ropa? ¿Dónde estaba yo?

Una vez que mis ojos se adaptaron al cambio de luminosidad observé que estaba tirada en el suelo, en un pequeño cuarto y estaba sola.

-Marc- dije levantándome de allí.

No escuchaba nada, no había nadie, solamente mi soledad.

-¡Marc!- volví a insistir sin conseguir ningún resultado.

Abrí la puerta, ráfaga de luz intensa contra mis ojos. Tragué saliva, no sabía dónde estaba.

Fui andando por un pasillo desconocido, cada paso que daba tenía más miedo a lo extraño.

Encontré mi camiseta, olía a hombre. Me la puse ignorando como me la ponía, del derecho, del revés... y seguí mi búsqueda.

Nervios a flor de piel, empezaba a temblar, pensaba que a cada paso que daba me acercaba más a lo temiblemente desconocido.

Una puerta marrón oscura y de pomo plateado me llamó la atención.

"CON 2 COJONES" pensé, aunque en mi caso con 2 ovarios.

Fui tan rápida que ni yo me di cuenta de cuando giré el pomo ni nada, la adrenalina me cegaba.

La luz estaba encendida, así que en el primer momento pude observar a Marc.

Estaba inconsciente en el suelo, con solo los calzoncillos, y con no muy buena cara, estaba pálido, pero él ya era de por sí así.

-¡Marc!- grité al verlo. Vi que no reaccionaba a mi grito así que me agaché, le tomé en mis brazos, estaba caliente, eso era buena señal.

En mi regazo me puse a agitarle la cabeza y entre mis lágrimas y mis súplicas de que despertase pude observar en su brazo derecho una aguja y una goma.

-¡MARC! ¡DESPIERTA! ¡Me cago en la puta!-

Nada, ni una respuesta.

Mi mano temblorosa en su pecho, a ver si puedo notar sus latidos y tener alguna otra señal de vida.

Vida leve, su corazón palpitaba sí, pero muy suavemente, como si la muerte le estuviera convenciendo de que estar con ella era mejor.

Vi un móvil que seguidamente cogí, 112 marqué y pidiendo socorro le di una bofetada a Marc, pero no hubo reacción.

No paraba de llorar y de gritar, era increíble como la gente no me podía oír ¿puede ser que estuviéramos solos?

No sé cómo, pero urgencias nos encontró y llamaron a la puerta muy deprisa, dejé a Marc suave en el suelo y salí corriendo.

Pasé frente a un espejo el cual al verme vi que mi maquillaje se volvía a apoderar de mi cara y como se veía claramente la marca de las lágrimas, pero mi imagen era lo menos importante.

-¡En el baño de arriba por favor!- suplicaba una y otra vez señalando al lugar de donde provenía.

Una vez arriba vi como controlaban sus vitales y como un enfermero decía:

-Sobredosis, vamos corriendo-

Apartándome del camino observé como en una pálida camilla se lo llevaban y les seguí montándome en la furgoneta con ellos.

A cada segundo en esa furgoneta que corría sin parar, suplicaba que fuera un sueño, pero a cada minuto me daba cuenta cada vez más de que no, era la puta realidad.

 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora