Capítulo 18: 'Idiota'

14 2 0
                                    

Tenía que contestar, desaparecí de la habitación sin dejar una explicación.

-Vaya... Filis- respondí cuando tomé aire y fui valiente.

-¿Dónde estás? Me he despertado y no estabas- fue al grano, no quería perder tiempo.

Decidí no mentirle, además me daba igual.

-Me fui de allí. Me desperté y no pintaba nada allí-

-Pero... ¿y lo de anoche?- me preguntó con un tono algo decepcionado.

-Un polvo simple- respondí justificando mi huída de esa mañana.

-¿No ha sido nada más?-

-No, y con tu permiso voy a dormir-

Colgué sin despedir y sin dejarle hacerme alguna cuestión más. Mi almohada me llamaba, quería dormir en mi cama.

Cuando me dispuse a dormir me llegó un mensaje de Becky: 'Florián. Te paso a recoger a las 18:00'

Me entró mucha rabia. Ir a hacer un trabajo a Florián requería ver a Filis y por mí ya lo daba por muy visto... demasiado.

No pude dormir, ni siquiera cerrar los ojos. La culpabilidad me abría los ojos y el arrepentimiento me los mantenía descubiertos.

Me puse a dar vueltas por aquellas 4 paredes. Crear caminos sin destinos.

Me sentía mal conmigo misma así que para guiarme en ese momento mirarme en el espejo me despejaría.

Pegué 2 zancadas y me coloqué delante de él. Mi reflejo salió de inmediato, me lavé la cara para despejarme y pensé:

"Toda la culpa es de Marc. Si no se hubiera drogado tanto yo no estaría trabajando para Florián ni me habría acostado con Filis ni me sentiría culpable"

Exploté. Empecé a derribar cosas, la ira se apoderó de mí. Toallas, pañuelos, cepillo de dientes, cajones, estanterías, cremas, champús... todo tirado por aquel frío suelo y víctimas de mi furia.

Miré al suelo y diversos objetos arrojados tapaban mis pies. Mi respiración estaba nerviosa y decidí reflejarme de nuevo.

Yo no sentía que lloraba, pero de mis ojos caían diversas lágrimas de mismo color y tamaño, pero de una en una.

Me apoyé en una pared, me arrastré en ella hasta llegar al tope que era el suelo y seguí haciendo lo empezado: llorar.

Cada lágrima me aportaba un poco de sueño y me empezaban a pesar los ojos. Aquel brote me hizo dormir allí mismamente.

Paz en mi cerebro y gloria para mi cuerpo, estuve durmiendo como un bebé.

Pero en medio de mi descanso mental algo me movía de izquierda a derecha, me estaban agitando mientras repetían mi nombre en voz alta y con miedo.

Abrí levemente los ojos y vi a Edu con cara muy preocupada.

-¡Basta!- grité al ver que no dejaba de removerme como una maraca.

-Menos mal, he visto el baño así y pensé que te había pasado algo-

Acto seguido me abrazó, realmente se había asustado.

Rodeé los ojos y dejé que terminase el gesto de cariño.

-Bueno... recogeremos esto juntos más tarde, ahora si quieres te doy 10 minutos para arreglarte. Te llevo a un buen sitio-

Que cada vez se portase mejor conmigo me hacía sentirme aún peor. Esperaba que me llevase a un manicomio, era donde yo en ese momento debía estar.

 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora