quince

46 11 2
                                    

Haruchiyo.

—¿Estás preocupado? —preguntó Takemichi mientras nos acurrucábamos en la cama un poco más grande que Katashi nos había conseguido. Al parecer, su jefe no estuvo de acuerdo con que ella hiciera una orden de requisición. Pero cuando él expresó sus preocupaciones con respecto al costo, ella le dijo que yo daba vueltas y vueltas todas las noches y seguía golpeando la pared, lo que me dejaba cubierto de moretones.

Eso fue manipular la verdad porque hubía un montón de golpes. Tanto los del tipo ruidoso como los sexuales, aunque a medida que avanzaba mi embarazo, ¡nuestra vida sexual se volvió más suave y más sobre el uno por el otro que una follada salvaje!

—¿Haruchiyo?

—¿Eh?

—Te pregunté si estabas preocupado.

Estaba hablando del juicio. No se había fijado una fecha, y hasta el momento no se había revelado mi existencia. El fiscal tenía un cierto margen de maniobra para mantener mi identidad en secreto.

Pero Tomeo había escuchado a través de sus soplones y los policías corruptos que mantenía en su nómina que los federales estaban construyendo un caso contra él y la familia. Se corrió la voz de que tenían un informante.

Como resultado, había comenzado a mover sus influencias, el abogado que contrató era el abogado criminalista más notorio del estado. Un alfa que era conocido por destruir testigos y hacerlos llorar y retractarse de su testimonio mientras los intimidaba en el estrado de los testigos. Quería el nombre del informante confidencial del fiscal y había solicitado al tribunal el derecho de conocer mi identidad.

—Siempre está ahí en el fondo de mi mente. Nunca se va.

Acarició mi vientre que había crecido en los últimos meses. No tener un ultrasonido o chequeos regulares con un médico era preocupante, otra cosa que aumentaba mis niveles de estrés, aunque Katashi hacía lo mejor que podía.

Había sido dermatóloga, así que no había asistido en un parto desde que hizo su pasantía por maternidad, pero escuchó los latidos del corazón del bebé y monitoreó su crecimiento. Puso un gráfico en la pared, y los agentes a menudo se detenían frente a él y discutían lo grande que se estaba poniendo el bebé.

Estaba ansioso por descubrir el sexo del bebé, en cambio Takemichi quería que fuera una sorpresa.

—Cuando esto termine, ¿dónde te ves? ¿Nos ves? —preguntó mientras acariciaba mi oreja y descansaba una mano en mi vientre.

—Lejos de aquí. En primer lugar, me alegraría no volver a ver el bosque. — Mientras seguía dando mi paseo diario entre los árboles, y gritaba en el pozo, esperando una respuesta, mi plan de esconderme en la vieja mina era un fracaso ahora que estaba incómodamente embarazado y no podía trepar por la cerca.

Para ser un asesino entrenado, Takemichi se preocupaba demasiado cuando se trataba de mi embarazo, monitoreando mi progreso, asegurándose de que estaba comiendo correctamente, y diciéndome que tuviera cuidado cuando estaba afuera, así que evité contarle el plan para escapar a los túneles.

El bosque que rodeaba la propiedad se había convertido en mi prisión, y cada día los árboles parecían acercarse y sofocarme. Tenía pesadillas en las que las ramas penetraban en la cabaña y me estrangulaban mientras dormía. Y con los días cada vez más cortos y fríos, algunos de los árboles habían perdido sus hojas, haciéndolos aún más espeluznantes.

—Me encantaría usar mis habilidades y crear algo propio —le dije.

—¿Como qué?

—No estoy seguro. Soy organizado, tengo un buen sentido comercial, y soy una persona sociable. ¿Y qué hay de ti?

𝗌𝖺𝗏𝖺𝗀𝖾 𝗅𝗈𝗏𝖾 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝘀𝗮𝗻𝘇𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora