Capítulo VI: Secretos

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Esa noche, no sé si la tía se encontró con los Miller o no, yo solo fui a mi habitación a tratar de no pensar en el simple hecho de que pudiese encontrármelo en la calle o en un evento social al cual seguramente asistiría acompañado de la suculenta pelirroja y sus estúpidos pero fulminantes labios, lo intenté, pero no pude poner la mente en blanco, me sucedió así como cuando se nos pega una canción y aunque no nos guste cantamos el coro una y otra vez, bueno de esta manera mi mente tejía una red de pensamientos dolorosos, ni siquiera me había percatado de la inmensidad de mi habitación, no había pensado en que todo este espacio sería para mí, la cama era muy suave pero no se hundía al acostarme, era tan cómoda que pudiese invernar allí, me paré y me dirigí hacia una ventana que estaba tapada por una gigantesca cortina color marrón  uniforme, que jugaba bien con cada detalle de la habitación, intenté rodarla un poco, pero permanecía allí, después de intentar de varias maneras, no supe como abrirla, así que me metí dentro de ella y  fue como estar en una nube, la textura de la tela era agradable y olía a nuevo. En ese preciso momento quedé boquiabierta, impactada por lo que mis ojos estaban viendo, sin duda éste jardín era más hermoso de noche, parecía estar encantado con tantas luces y fuentes que parecían bailar al ritmo de una sonata, era como un carrusel de flores, respiré profundo y no pude evitar llorar al recordar aquel frío jardín del sr Thompson, que en  la compañía de Anthony se tornó tan cálido de un momento a otro.

Salí casi de inmediato de atrás de la cortina y seque mis lágrimas con mi ropa como lo hacen los chiquillos al llorar.

- Toc toc toc – Mi llanto fue interrumpido por tres golpes en la puerta. – No puede ser, yo que pensaba que tendría privacidad absoluta – Pensé.

Pasé mis manos por mi rostro un par de veces, y una vez más las seque sobre mi ropa. – Adelante – Dije.

- Buenas Noches Srta. Moore – Dijo una joven cabizbaja, que aparentaba ser un par de años menor que yo, me recordaba a Beatriz, debió ser por la edad o la distancia – Soy Tania, estoy a la orden para atender sus necesidades, la Sra. Moore me puso a su disposición – Continuó diciendo sin mirarme a los ojos, su mirada siempre apuntaba hacia abajo.

- Buenas noches, ¿Cómo que a mi disposición? por favor Tania, no te lo tomes a mal, pero no creo que necesite alguien para hacer las cosas, en casa cada quien resuelve lo suyo.

- Sí, necesita algo solo búsqueme – Dijo, y de pronto comenzó desplazarse por mi habitación y a señalar donde estaban todas las cosas. Abrió un par de puertas que se encontraban frente a la cama. – Éste es su closet, la Mrs. Moore pidió que lo llenáramos para usted.

Cuando el closet se abrió, era tan grande y había tanta ropa ahí dentro, que pensé que para usarla toda tendría que utilizar algo diferente cada día, por el resto de mi vida. El vestido que destroce ayer, no se comparaba en lo absoluto con ninguna pieza de las que estaban en el armario. Estaba ansiosa por probármelo todo, una blusa encima de la otra, pero no quería demostrar emoción frente a Tania.

- Ok, Gracias Tania – Dije haciéndome la desinteresada.

- Éste es el baño – Dijo mientras abría la puerta que estaba unos cuantos metros hacia la derecha. Tenía un jacuzzi en mi cuarto, no pude evitar decir "¡Wao!" y Tania instantáneamente bajo un poco más la cabeza para burlarse de mi asombro.

- Si necesita un baño me avisa para prepararle el jacuzzi – Dijo, y se quedó esperando parada firmemente con las manos hacia atrás y como siempre, la cabeza abajo.

Creo que no podía con tanta formalidad pero por los momentos estaba bien así.

- Gracias, te buscaré, por cierto ¿Sabes dónde puedo encontrar una computadora?

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