Capítulo VII: Rompecabezas

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Definitivamente el destino por llamarlo de una forma, era cruel, no es como que no tuviese ganas de verlo nuevamente, por supuesto que moría por verlo nuevamente,  pero creo que al verlo moriría aún más rápido, no se cual de las dos me haría más daño, lo que si sabía es que ya no quería ser una marioneta del destino, estaba harta de estar atada a los hilos del universo sin poder reaccionar por voluntad propia, estaba harta de ser la sumisa del karma.

La limusina seguía rodando, y la tía Kate ya comenzaba a notar mi silencio, así que comencé a preguntar otras cosas para distraerla del tema anterior.

– Quiero ser como tú tía, quiero tener un gran imperio, pero sobre todo quiero ser importante.

La tía Kate dejó por un momento lo que estaba leyendo en su revista, la hizo a un lado, y miró fijamente a mi rostro. Se notaba incomoda y dijo:

– ¿Quieres ser como yo? ¿Cómo soy yo?

– Eres una mujer fuerte, emprendedora, de buenas decisiones, tu vida no pende de los hilos del destino, tú manejas tu empresa, tus negocios y tu vida, así quiero ser, independiente.

– Yo no pedí estar aquí, ni siquiera lo quería, todo lo que ves hoy es producto del destino, hay muchas maneras de ser independiente patricia, muchas maneras.

Apartó su mirada de mí y volvió a tomar la revista entre sus dedos para esta vez hojearla y hacer parecer que estaba leyendo nuevamente, pero esta vez se notaba pensativa. No sé si lo que dije la disgustó tanto, y mucho menos sé porque, pero la tía Kate lucía muy seria, más de normal y creo que fue mi culpa, pero me importaba poco, había logrado desviar la atención del tema de Anthony.

Llegamos a un gran estacionamiento, y aparcamos justo al frente de la entrada de un gran edificio color gris plomo, con infinitas ventanas  de vidrio  que reflejaban el exterior, en la parte alta del mismo, más alto que las ultimas ventanas, estaba la palabra "MOORE" en grandes letras rojas, a los lados del gigantesco letrero, habían pantallas donde pasaban imágenes de una modelo que parecía ser rubia, aunque la publicidad estuviese a blanco y negro, pero aun así estaba  jugando con unas sensuales cortinas rojas de las cuales si podía notarse el color. ¡Vaya, vaya, así que ésta era la gallina de los huevos de oro de la tía Kate!

Que campurusa me sentí en ese momento, no es por denigrar mi país, tampoco es como si me crié en una pobreza extrema en la que mi hermana y yo peleábamos por un trozo de pan sucio que conseguimos en un basurero, pero nunca antes había presenciado tanto lujo y aunque en mi país era considerada clase media, frente a este imperio, me sentí realmente pobre.

¿Cómo es que la tía Kate con  tanto dinero nunca lo compartió con su hermana? Es decir, mi madre, nos quito la posibilidad de ser ricas e importantes. La tía es una mujer sola,  nunca se casó ni logro tener hijos, entonces ¿qué le impedía compartir su dinero con su única familia? Es cierto que siempre nos daba regalos, que hasta este momento considere costosos, pero ya veo que esos obsequios  solo eran propinas. No sé si me estoy siendo exagerada, pero en ese momento, empiezo a dudar de la bondad de la tía Kate.

– Patricia, sígueme – Dijo bajando del auto.

Patricia sígueme – Pensé en tono de mofa –  no pude evitar poner los ojos en blanco. Todos mis pensamientos en ese momento eran negativos. 

– ¿Sucede algo? – Preguntó obviamente notando mi gesto de desagrado.

– Sucede mucho – Dije mientras seguí caminando. La tía Kate no entendió el porqué de mi actitud, pero tampoco le dio mucha importancia.

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