Capitulo XIII: Algo diferente

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Subí a la moto ya que al evaluar mis posibilidades, no tenía otra opción, Manuel era mi transporte de retorno a casa y sentí un poco de miedo pues el andaba un poco tomado pero decidí no darle importancia, la maquina aceraba a toda velocidad, entre la oscuridad de la noche y la rapidez no podía detallar el camino.

- ¿A dónde vamos? - Pregunté, pero Manuel aún estaba enojado y no quiso responder.

Un par de minutos más tarde comenzó a ascender una carretera que daba hacia una colina, al llegar a la cima detuvo la motocicleta, se bajó, caminó un par de pasos, y comenzó a gritar maldiciones a todo pulmón. Yo seguía en la moto aún quitándome el casco, miré a Manuel pero no quise acercarme a él, así que decidí disfrutar de la vista que ofrecía la cima de la colina. Era algo mágico, las luces se notaban hermosas y todas tan perfectas como si no faltara ni sobrara ninguna de ellas.

Volteé para ver si Manuel seguía con su berrinche, pero después de unas cuantas patadas al suelo venia de vuelta hacia a mí, me tomó de lo brazos bruscamente, en ese momento sus ojos estaban desesperados.

- ¿De dónde saliste Verónica? ¿Qué quieres de mí?

-Suéltame ¿Te has vuelto loco? No sé a qué te refieres sabes bien para que te necesito, de echo te pago muy bien por ello - Respondí gritándolo

Sacó de su chaqueta un sobre lleno de dinero y lo tiró al suelo.

- ¡Ahí está! - Dijo señalando el sobre de donde salían algunos billetes verdes - Tu maldito dinero, renuncio. Ya no quiero seguir jugando a este juego que ni siquiera entiendo.

- No tienes que entender nada, la que no entiende tu crisis soy yo.

- Verónica me gustas, tanto que tuve que golpear a ese idiota, tanto que no entiendo tu obsesión con Anthony, eres más que una maldita queriendo arruinarle la vida a Nahomy, eres más que eso, vales más que ellos, incluso vales más que yo. Puedo verlo en tus ojos.

No supe como mirarlo de otra forma que no fuese con lástima, yo no sentía lo mismo por Manuel, para mí era un amigo empleado al igual que Tania, no podía creer que enserio le gustara, para ser honesta, nunca me imagine que Manuel podría sentir nada por alguien.

- Manuel, tu... eres muy... - no podía reunir todos mis pensamientos en una frase - eres un mujeriego, no me vengas con esas bobadas ahora, debe ser el alcohol lo que te está afectando. Mañana te reirás de eso que acabas de decir - Me miró con determinación como quien mira el blanco donde está apuntando y en cuestión de segundos me estaba besando, no un beso cualquiera sino uno cargado de sentimiento, podía sentir como su corazón latía muy fuerte, se sentía bien besar a Manuel pero él lo estaba haciendo enserio, yo le correspondí quizás para sacarle provecho a lo que él sentía por mí.

Me separe de él para cortar aquel beso, y pude ver en sus ojos la emoción que tenía, justo como la de un niño al bajar de un carrusel.

- Ya basta Manuel, estas muy alterado - dije abrazándolo por un largo tiempo, mientras el acariciaba mi cabello. Al rato intentó besarme otra vez pero no consiguió mis labios, así que me beso en la frente y se zafó de mis brazos que lo rodeaban para ir al lugar donde había formado el berrinche hace poco, pero esta vez sí lo seguí. Se sentó en el suelo frio mirando hacia el horizonte, yo me senté al lado de él y tomé su mano uniendo para entrelazar nuestros dedos.

- Gracias - Dije sin mirarlo.

- ¿Por qué?

- Tú me regalaste un deseo, fue muy lindo.

- ¿Mas que el porsche? - Dijo riendo

- Un deseo no se compara con nada, ahora solo espero que se cumpla.

STALKER: Mas que un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora