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Desde que ambas jóvenes eran pequeñas, Minjeong solía ponerse celosa cuando una chica se acercaba a Jimin a hablarle e intentar coquetearle sin éxito.
Minjeong sabía que sus celos eran normales, porque, ¿quién no se pondría celosa cuando otra persona intenta alejarte de tu mejor amiga? La rubiecita no podía ni imaginar como sería pasar los recesos sin la compañía de Jimin, riendo de tonterias.

Minjeong creía que eran celos "amistosos", por decirlo de alguna manera. Hasta que se encontró a si misma espiando a la pelinegra conversando con una chica, dos meses después de enterarse de que Jimin gustaba de ella.

Era extraño, sentía el mismo ardor en el pecho de siempre, pero ahora tenía en mente la idea de que estaba mal sentirse así. ¿Seguían siendo celos amistosos?

— Uh, ¿por qué están tan cerca? — Susurró para si misma.

No debería afectarle, Jimin era alguien demasiado fiel a su amistad, sabía que aunque la pelinegra tuviera pareja no la dejaría de lado. ¿Pero no se supone que gustaba de ella? ¿Entonces porqué estaba tan cerca de esa chica?

— Por Dios, no me digas que me confundiste con Ningning — Tocó su propio pecho dramáticamente con una sonrisa divertida. Que rápidamente desapareció al ver a la rubia llorando cual bebé con hambre — ¿Qué te pasó, Min? — Acunó el rostro de Minjeong en sus manos limpiando las mejillas llenas de gotitas saladas — Dime a quien le parto la cara — Besó las últimas lágrimas que lograron escapar.

— N-nada, a n-nadie — Djo entre hipidos, controlando su llanto.

— ¿Quieres ir por un helado a la salida? yo invito — Dijo sonriendo, intentando animar a la menor.

La rubia solo pudo asentir, sintiendo un alivio
recorrer su cuerpo entero.

— Unnie...

— ¿Sí?

— ¿S-solo te.. solo te gusto yo?

La pelinegra sonrió — Solo me has gustado tu desde que tengo doce años.

Blush | WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora