𝟷𝟷

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— Min. Despierta... — Hablaba Jimin despacito, mientras sobaba lentamente la espalda de Minjeong.

— Mhn... — Se quejó la rubia entre sueños y frunció ligeramente el ceño.

— Ya es tarde, vamos, arriba — Sacudió un poco el hombro de Minjeong y así logró que la rubia abriera sus ojitos entre quejas.

— Mmm...¿Qué hora es? — Preguntó mientras tallaba sus ojos y se estiraba un poco.

— Son las tres de la tarde, te puedo acompañar a casa. Si quieres — Y fue en ese momento cuando Minjeong notó que estaba conversando con la chica que había estado tratando de evitar toda la mañana, así que no pudo evitar sentirse un poco nerviosa.

— Uhm...n-no es necesario, Jimin... — Comenzó a cerrar sus cuadernos y a guardar sus cosas en su mochila, dispuesta a terminar esa situación lo más pronto posible.

— Mmh, ya veo — La mayor ayudó a guardar sus lapices en su estuchera y se la entregó después a la rubia.

Minjeong le agradeció y terminó de guardar sus cosas, estaba a punto levantarse, sin embargo, Jimin se lo impidió tomándola suavemente del brazo.

— Minjeong, espera — Se acercó un poco más a la rubia mientras sonreía un poco.

Minjeong estaba tan nerviosa por la cercanía de la mayor, que ni siquiera se le ocurría una frase para responder.

Jimin solo veía su carita con una expresión intranquila, así que decidió acariciar ligeramente su brazo en un intento de tranquilizarla.

— No te voy a comer, Min. Tranquila... — Rió ligeramente mientras Minjeong dejaba su expresión de miedo por una pequeña pero linda sonrisa.

Le gustaba mucho ver los ojos de Jimin, brillantes y adorables, su sonrisa y los pequeños hoyuelos en sus mejillas. Y eso la hacía sonreír, a veces pensaba que Jimin era muy bonita, pero no se lo diría.

Estaba tan concentrada en las facciones de la contraria que ni siquiera notó cuando se había acercado aún mas, tomándola por sorpresa cuando juntó sus labios por una fracción de segundo.

Minjeong se sintió avergonzada de un momento a otro, y sus mejillas que comenzaban a teñirse de rojo la delataron.

Inmediatamente tomó un libro que estaba en la mesa de la biblioteca y lo abrió fingiendo leerlo, solo para ocultar su sonrojo.

— Tonta... — Dijo bajito, un poco molesta porque nuevamente la mayor le había hecho sonrojar.

Jimin rió y volvió a acercarse a la rubia — Min...
¿Te gusto? — Preguntó con un poco de miedo.

— N-no... — La pelinegra hizo un puchero y bajó el libro que Minjeong tenía entre sus manos, para que la mirara a los ojos.

Y no pudo evitar sonreír al ver a la rubia con las
mejillas rojitas. Tampoco pudo evitar darle otro corto besito en los labios, y dos, tres, hasta cuatro más.

Minjeong no volvió a esconderse en su libro, porque de alguna manera se sentía hipnotizada por los labios de Jimin.

— Minjeong...¿Te gusto? — Volvió a preguntar, esta vez un poco más segura.

— Me gustan t-tus labios... — Mencionó antes de inclinarse para regalarle un beso exactamente igual a los que había estado recibiendo momentos atrás.

No era la respuesta a su pregunta, pero Jimin se sentía bastante satisfecha con eso.

Blush | WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora