𝟷𝟺

2K 255 21
                                    

Minjeong sostenía en sus manos una cajita de donas glaseadas que había comprado en la tienda que había frente a su escuela. La miraba con inquietud, pensando en si realmente tendría el valor de darle ese pequeño obsequio a Jimin.

Estaba a la salida del instituto, esperando a la pelinegra que la acompañaba a la parada de autobuses. Sin embargo llevaba varios minutos esperando, pasando la cajita de una mano hacia la otra repetidas veces, hasta que vio como el lugar comenzaba a vaciarse y Jimin seguía sin aparecer. Entonces comenzó a preocuparse, así que decidió entrar de nuevo y buscarla por su propia cuenta.

No tardo mucho en encontrarla, en el salón de matemáticas. despreocupada y jugando algo en su celular. Entró sin pensarlo, escondiendo la cajita de donas detrás de su espalda.

— ¿Min? — No creí que siguieras aquí, ¿por qué no te has ido? — Habló sorprendida de ver ahí a la rubia, mientras guardaba su teléfono.

Minjeong se sintió un poco tonta al escucharla, creía que la pelinegra podría estar buscándola también. -

— Hmm.. yo.. ¿T-tu por qué no te has ido?

— Ah, voy a salir con Ryujin. Perdió una apuesta y me invitará a comer — Mencionó riendo un poco.
— La estoy esperando, fue por sus cosas.

— Ya veo... — Hizo un puchero inconscientemente, no sabía como sentirse al respecto. Tal vez se había acostumbrado demasiado a la atención de
Jimin.

— ¿Y tú por qué no te has ido? — Volvió a preguntar.

— No...no sé — Dijo sin realmente querer decirle la verdad, sintiéndose un poco egocéntrica al haber pensado que Jimin estaría dispuesto para ella. Estaba avergonzada, pero un sentimiento muy similar al enojo florecía en lo más profundo de su corazón. ¿Qué era? No le gustaba sentirse así.

Fue cuando Jimin valoró la posibilidad de que Minjeong la estuviera esperando.

— Pero... ¿Sabes? Creo que prefiero ir contigo — Sonrió acercándose a la rubia para tomar su mano y salir del salón, llevándola después a un lindo parque para caminar juntos.

Bueno, habría sido lindo que eso pasara. Pero solo había sido la imaginación de Minjeong haciéndole pasar una mala jugada.

— ¿Minjeong?

— Ryujin es linda...

Jimin se sorprendió al escucharla, y tuvo una pequeña idea.

Sabía que probablemente lo que estaba a punto de hacer no era lo más sensato, pero se sentía un poco cansada de ser rechazada por Minjeong — Sí... lo es.

— E-es algo así como una... ¿cita? — Preguntó olvidándose de la dichosa apuesta, centrándose en la idea de Jimin y Ryujin, saliendo solas.

— Tal vez... — Dijo arrepintiéndose inmediatamente de haberle mentido, pero no sabiendo como arreglarlo, mordió su labio inferior con nerviosismo.

— Dijiste... D-dijiste que solo te gustaba y-yo... — Y entonces lo supo, estaba celosa. Muy celoso.

— Y es así, Min — Aclaró rápidamente — Pero... más de una vez me dijiste que yo no te gusto. Y no quiero obligarte a nada.. ¿por qué no intentar con alguien más?

— Pero... — Apretó la correa de su mochila con su mano libre, sentía su corazón a punto de explotar y ni siquiera sabía como expresar lo molesta que se sentía. ¿Qué significaban para ella todos esos besos que le había regalado? Aunque muy en el fondo sabía a lo que la pelinegra se refería, y sabía que tal vez tenía razón.

— Nos vemos mañana, Min, ya viene Ryujin — Se despidió sintiéndose terrible por haberle mentido a la rubia, esperaba poder arreglar después todas las cosas que dijo sin pensar.

Mientras Minjeong la veía alejarse con un nudo en la garganta y una caja de donas en la mano.

Blush | WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora