— Así que... ¿seguiste a Jimin hasta el centro comercial? — Escuchó Minjeong del otro lado de la
línea.— Ya te dije que no lo seguí, vine aquí por una malteada, y casualmente me la encontré con
Ryujin.— ¿Mhm? Ya veo, ¿y al menos llevas un disfraz para que no te reconozca? Déjame adivinar, llevas tu abrigo gigante con estampado de leopardo, una boina y lentes oscuros.
— ¡Claro que no!...Bueno, es que olvidé mi abrigo. —
Escuchó la risa de Ningning por el teléfono.— Minjeongie, ¿realmente crees que hagan algo raro?
— Ella me dijo que sería una cita y... ¡Olvídalo! No las estoy siguiendo, ¿de acuerdo? De hecho ya me iba.
— Unnie, estoy segura de que no es una cita, Min, mejor huye antes de que Jimin te encuentre espiándola. — La rubia suspiró, desganada.
— Sí... eso haré. Adiós, Ningning.
La rubia colgó y se sentó en una de las mesas del área de comida, vio de lejos como Jimin y Ryujin charlaban y reían juntas. Se quitó los lentes oscuros al verlos tan metidos en su mundo, seguramente ni siquiera voltearían a verla.
Apartó su mirada de ellas y solo pudo repetir en su cabeza una y otra vez las palabras que la pelinegra le había dicho un rato antes. Ella lo sabía, le costaba muchísimo aceptar sus sentimientos por la mayor, esos sentimientos que la atormentan desde hace tanto tiempo, que desde pequeña sabe que sentía cosas tan lindas cuando Jimin curaba las heridas de sus rodillas cuando se caía de su patineta, y luego la llevaba de la mano por un helado al lado del parque.
Pero no es fácil para ella, y no puede evitar frustrarse consigo misma. Pero tampoco puede evitar sentirse molesta, comiéndose la cabeza al pensar en Jimin queriendo así a otra persona que no fuera ella.El sonido de una notificación en su celular la sacó de su pequeña burbuja, era un mensaje de Chaewon.
"No olvides la tarea de inglés"
Sonrió y le envió un corazón de regreso, si no fuera por ella probablemente estaría reprobada. Suspiró rendida y decidió que era momento de regresar a casa, a hacer su tarea de inglés.
Levantó la mirada y vio que Jimin y Ryujin ya no se encontraban ahí. Agradeció por eso, ya había tenido suficiente de sentirse engañada por la pelinegra.
Y cuando estaba a punto de levantarse, alguien dejó una malteada de fresa frente a ella, en la mesa.— Sé que venías por una de estas. — Escuchó e inmediatamente volteó al reconocer su voz. Era Jimin, parada junto a ella y con una sonrisa en los labios.
— ¿C-como..? — Minjeong estaba en shock, su mente estaba en blanco.
— Te vi aquí sola y pensé que no vendrías sola al centro comercial a menos que fuera por una malteada de fresa, así que decidí traerte una. — Se sentó al lado de la rubia, mientras esta la veía sin expresión alguna. Rió un poco por eso y acomodó la boina roja que llevaba puesta. — Te queda muy linda. Inmediatamente Minjeong se sonrojó y apartó la mirada, sintiendo demasiadas cosas a la vez. Entre la vergüenza, el enojo, y las mariposas en el estómago, decidió tomar un poco de la malteada que le había traído la mayor.
Jimin suspiró, mirando hacia la mesa. — No era una cita, Ryujin y yo solo somos amigas.
Minjeong la miró a los ojos de nuevo, sintiendo rápidamente la satisfacción de calmar un poco su
acelerado corazón.— Minjeong... ¿Te gusto? — Preguntó.
La rubia se quedó callada un momento, y Jimin volvió su mirada a la mesa, inevitablemente decepcionada. Pero no se esperaba ser repentinamente tomado por las mejillas y recibir unos labios torpes e inexpertos sobre los suyos. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando ya se estaba alejando, con una pequeña sonrisa adornando su rostro.
Jimin hizo un puchero. — Eso no fue una respuesta. — Reclamó, con las mejillas ligeramente teñidas de rosa al haber sido tomada por sorpresa.
— Te quiero mucho... — Tomó la mano de Jimin, sonrojada hasta las orejas. — No me hagas decir lo otro aquí, ¿sí? P-prometo que... que te gustará la respuesta.
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Blush | Winrina
RomansaA Minjeong no le gusta Jimin, no le gusta.⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ "Bonita, tus mejillas están-" ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ "¡Cállate! ¡Yo no estoy sonrojada, tu sí!" O al menos eso quería cr...