XXXIII

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"El miedo solo sirve para perderlo todo"

~Manuel Belgrano

Con el rostro marcado por la ansiedad y la preocupación, me acerqué a Olivia. Sabía que era el momento de enfrentar la complicada situación que había surgido entre nosotras. La verdad sobre Jenna, nuestra profesora, como la misteriosa chica involucrada, ahora estaba sobre la mesa y no había forma de esquivarla.

—Olivia, tenemos que hablar. Sé que te sientes traicionada, y lo entiendo. Nunca quise que esto se saliera de control —dije, mi voz temblorosa, mientras mis ojos buscaban los suyos esperando algún indicio de comprensión.

Olivia cruzó los brazos, su mirada una mezcla de rabia y tristeza que me golpeó como un puñetazo en el estómago.

—No puedo creer que me hayas ocultado todo este tiempo que la chica misteriosa es nuestra profesora. Me siento traicionada, como si hubieras jugado con mis sentimientos... Maldita sea, ¡estoy enamorada de ti! —confesó, su voz quebrada por la frustración. Al escucharla, bajé la cabeza, incapaz de sostener su mirada.

—No era mi intención lastimarte, Olivia. Mantuve la relación en secreto para proteger a Jenna y evitar problemas, pero ahora que todo ha salido a la luz me doy cuenta del error que cometí —admití, sintiendo el peso de mis propias palabras, la culpa asfixiándome.

Olivia se pasó una mano por el cabello, tratando de calmarse. Su amor por mí seguía ahí, pero la decepción y la sensación de traición eran difíciles de ignorar.

—¿Cómo pudiste pensar que esto no tendría consecuencias? ¿No pensaste en lo que podría significar para Jenna, para ti misma? —reprochó, su voz cargada de incredulidad. No pude más que bajar la mirada, arrepentida.

Respiré profundamente antes de intentar una vez más explicarle mis sentimientos, mi voz rota por las lágrimas que comenzaban a nublar mis ojos.

—Olivia, te ruego que intentes entender. Intenté ignorar mis sentimientos por Jenna, pero ella... es Jenna. No es solo mi profesora, es la persona que amo profundamente. No podía simplemente hacer que esos sentimientos desaparecieran —confesé, con el corazón latiendo desbocado, temerosa de perderlo todo.

Olivia, inundada por una oleada de celos y rabia, intentó ocultar su dolor tras una sonrisa amarga queriendo demostrar que no se dejaría lastimar tan fácilmente.

—Si crees que voy a aceptar esto sin más, estás muy equivocada. No puedo permitir que esa relación continúe. Si es necesario, iré al director y le contaré todo —amenazó, con una mirada que reflejaba su determinación.

Mis ojos se abrieron de par en par, el miedo se apoderó de mí al imaginar las posibles consecuencias de sus palabras. Temía perder a Jenna y a Olivia al mismo tiempo, perderlo todo de un golpe.

—Por favor, Olivia, no lo hagas. Te quiero mucho, y no quiero perderte como amiga. Intentemos buscar una forma de solucionar esto juntas —supliqué, mordiéndome el labio inferior con nerviosismo.

Olivia se debatía internamente, luchando entre el deseo de proteger su corazón y la importancia de nuestra amistad. Aunque contenía las lágrimas, la dureza en su mirada permanecía.

—No sé si algún día podré perdonarte por completo, t/n. Esto ha puesto en duda nuestra confianza. Pero sí, busquemos una manera de enfrentarlo. No será fácil —concedió, su voz aún fría, pero menos amenazante. Solté un suspiro de alivio, apretando sus manos con gratitud.

Mi corazón latía con la esperanza de que, pese a todo, aún quedara algo que salvar entre nosotras.

—Olivia, ¿aún somos amigas? No quiero perderte del todo. Hemos vivido cosas demasiado importantes como para dejarlas atrás —le dije, esperando una respuesta que me diera algo de consuelo.

Olivia, con un nudo en la garganta, asintió lentamente, reconociendo que lo nuestro no podía desaparecer de la noche a la mañana.

—Sí, seguimos siendo amigas. Pero nada será como antes —murmuró con cierta tristeza.

En ese momento, noté que alguien se acercaba. Levanté la vista y vi a la profesora Ortega, Jenna, con lágrimas en los ojos y una expresión de dolor que me partió el alma.

—Olivia, ¿puedo hablar contigo por un momento? —pidió Jenna, la voz temblorosa.

(...)

Jenna's POV:

Sentía un nudo en la garganta y las lágrimas no dejaban de caer. La ansiedad me devoraba por dentro al pensar en todo lo que podría perder: mi trabajo y, peor aún, a t/n. La figura de Olivia, con su mirada juzgadora, se formaba en mi mente y me sentía como si estuviera caminando al borde de un precipicio.

Las palabras de Olivia resonaban en mi cabeza, haciéndome sentir cada vez más vulnerable. Todo por lo que había trabajado parecía desmoronarse, y el miedo de enfrentar las consecuencias me hacía temblar.

Sabía que no podía dejar que el miedo me dominara. Había llegado el momento de tomar las riendas y enfrentar la situación. Tenía que ser fuerte, por mí misma y por t/n.

Con un nudo en el estómago y las rodillas temblorosas, me levanté del suelo, decidida a luchar por lo que era importante para mí. Limpié mis lágrimas y respiré hondo antes de caminar hacia Olivia y t/n. Sentía la necesidad de confesar mis sentimientos, de liberar lo que había estado guardando en mi corazón.

—Jenna... —me llamó t/n, su voz apenas un susurro. Pero en ese momento, mi atención estaba en Olivia.

Las palabras brotaron de mí antes de que pudiera detenerlas.

—Sí, cometí un error. No fui profesional, lo sé. Pero, Olivia, no entiendes... ¡Amo a t/n! La amo más que cualquier otra cosa, y si pierdo este trabajo, no me importa si puedo estar con ella —dije, sintiendo como una carga se aligeraba en mi pecho.

La confesión quedó flotando en el aire, llena de desesperación y sinceridad. Era la primera vez que hablaba abiertamente de lo que sentía por t/n frente a otra persona, y el peso de mis emociones me dejó sin aliento.

T/n me miró con lágrimas en los ojos, sorprendida. Luego, una sonrisa traviesa iluminó su rostro.

—Wow, Jen... Iba a decirte que ya había convencido a Liv —respondió, riendo suavemente.

Olivia permaneció en silencio, conmocionada por la revelación. Poco a poco, la dureza en su rostro se transformó en una expresión de resignación y algo de compasión.

—Eso no cambia que Jenna haya infringido las reglas —admitió Olivia, suspirando profundamente.

Bajé la mirada, sintiendo el remordimiento quemar en mi pecho.

—Lo siento, Liv. Haré todo lo posible para reparar esto, lo prometo —dijo t/n, probablemente refiriéndose a su amistad.

—Bueno, me voy —afirmó Olivia, girando sobre sus talones y caminando hacia las escaleras sin mirar atrás.

Los ojos de t/n se encontraron con los míos, y mi respiración se detuvo al ver la dulzura en su mirada.

—Entonces... ¿de verdad me amas? —preguntó, sonriendo ligeramente mientras yo mordía mi labio nerviosa.

— ¿podemos hablar de eso después de todo este drama? —dije con una sonrisa temblorosa.

T/n soltó una pequeña risa y me estrechó en un abrazo, mientras yo sentía que, tal vez, todavía había esperanza para nosotras, a pesar de todo.

━𝐌𝐢𝐬𝐬 𝐎𝐫𝐭𝐞𝐠𝐚 | j.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora