XIX

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Al día siguiente, la escuela estaba llena de vida y ruido, pero mi mente seguía atrapada en el torbellino de emociones que Olivia había despertado en mí. Había algo en su sonrisa que me hacía querer acercarme más, a pesar de la confusión que sentía. Sabía que debía intentar dejar atrás a Jenna y concentrarme en lo que estaba construyendo con Olivia.

Durante el primer receso, decidí buscar a Olivia. La encontré en el pasillo, charlando animadamente con sus amigas porristas. Me acerqué con un ligero nerviosismo, pero una parte de mí estaba decidida a aprovechar el momento.

—¡Hola! —la saludé, y su rostro se iluminó al verme.

—¡Hey! —respondió, sonriendo. Sin pensarlo, entrelazamos nuestras manos, y aunque el gesto era simple, intenté hacer que la conexión fuera más significativa.

—¿Lista para la tarea después de clases? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque el nerviosismo se colaba en mi voz.

—Definitivamente. Pero primero, ¡quiero hablar sobre el último partido de fútbol! ¿Viste cómo Ajax anotó ese gol? —Olivia sonrió, y su entusiasmo me contagió un poco.

Justo entonces, Enid se unió a nosotros, acompañada de Diego y Ajax.

—¿De qué hablan? —preguntó Enid, con esa curiosidad característica.

—Sobre el partido de fútbol de ayer, ¿no lo viste? —dijo Olivia, manteniendo su mano entrelazada con la mía.

—Lo vi, y creo que Ajax tiene algo que celebrar —dijo Diego, bromeando mientras le daba una palmada en la espalda a Ajax, que se sonrojó.

—Sí, pero creo que el verdadero espectáculo es cómo tú y Olivia están sujetando las manos —bromeó Enid, riendo.

Mis mejillas se sonrojaron, y aunque disfrutaba de la risa, la verdad era que no sentía la chispa que había imaginado.

—¡Cállate! —dije, riendo de nuevo, pero esta vez con un tono más nervioso.

—Vamos, es adorable —repitió Enid, y los chicos continuaron riendo.

—Sí, deberían tener una cita oficial —dijo Diego, y aunque sonreí, sentí que mi corazón latía con una mezcla de emoción y confusión.

Olivia me miró con una sonrisa juguetona y, de repente, se acercó, dándome un beso suave en la mejilla.

—¿Viste eso? —dijo, con una expresión traviesa. —Esa fue una práctica para cuando tengamos nuestra cita.

—Oh, eso es un avance —respondí, sintiendo que el beso era tierno, pero no me provocó la electricidad que había esperado. Aún así, me esforcé por mantener el ánimo.

La conversación siguió fluyendo entre nosotros, llena de bromas y risas. En el fondo, sabía que debía dejar que mis sentimientos por Jenna quedaran atrás. Decidida a intentarlo, me acerqué a Olivia.

—Oye, ¿quieres que hagamos algo divertido después de la tarea? —pregunté, tratando de darle un giro más ligero a la situación.

—¿Como qué? —preguntó Olivia, intrigada.

—Podríamos ir a ese café nuevo que han abierto. He escuchado que tienen los mejores batidos. —La miré con esperanza.

Ella sonrió, y por un momento sentí que estaba logrando conectarme con ella. Sin embargo, en ese instante, vi a Jenna pasar por el pasillo. Llevaba una blusa blanca ceñida y una falda negra que acentuaba su figura. Su mirada se centró en nuestras manos entrelazadas, y sentí un escalofrío recorrerme cuando noté la molestia en sus ojos. Me sentí incómoda, como si hubiera hecho algo mal.

—¿Estás bien? —preguntó Olivia, notando mi distracción.

—Sí, solo... fue un poco incómodo ver a la profesora —admití, sintiendo la tensión en el aire.

Jenna continuó su camino, pero no podía evitar sentir la presión de su mirada. La conversación siguió, pero en mi mente se agolpaban pensamientos confusos sobre lo que estaba sucediendo con Olivia y la tensión con Jenna.

Finalmente, la campana sonó, anunciando el final del receso. Olivia se volvió hacia mí, su sonrisa era brillante.

—¿Listas para nuestra tarea después de clases? —me preguntó, y asentí, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Mientras nos movíamos para regresar a clase, la mano de Olivia aún estaba entrelazada con la mía, y decidí que iba a intentarlo de verdad. Quería abrirme a la posibilidad de algo más entre nosotras. Sabía que no podía seguir pensando en Jenna, así que al llegar a la biblioteca, traté de enfocarme en lo que tenía frente a mí.

Al estar sentadas juntas, la tensión se sentía en el aire. Intenté acercarme más a Olivia, preguntándole sobre sus cosas, manteniendo la conversación.

—Oye, Olivia —dije, buscando su mirada—, creo que deberíamos hacer esto más seguido. Pasar tiempo juntas.

—Me encantaría —respondió ella, su sonrisa iluminando su rostro.

Con cada palabra que compartíamos, intenté concentrarme en las sensaciones que Olivia me provocaba, pero a veces la confusión me hacía sentir que, aunque estaba intentando abrir mi corazón, había un vacío que no podía llenar por completo. Sabía que necesitaba tiempo para explorar lo que sentía, y estaba decidida a seguir intentándolo.

Poco después, cuando la sesión de estudio se tornó más relajada, Olivia se inclinó hacia mí y, de repente, me plantó un beso suave en la mejilla. Era un gesto dulce, pero no sentí la electricidad que esperaba.

—Gracias por estar aquí —me dijo, y en ese momento, aunque sabía que me gustaba, me di cuenta de que mis sentimientos estaban enredados. Tenía que tomar un tiempo para aclarar lo que realmente quería.

Mientras ella se alejaba para preparar sus libros, no pude evitar mirar por encima del hombro y ver a Jenna, que parecía observarnos con un desdén perceptible. Esa mirada me hizo sentir aún más confundida. ¿Podría realmente dejar ir lo que había sentido por ella? Y, sobre todo, ¿podría seguir adelante con Olivia sin que la sombra de Jenna me persiguiera?

━𝐌𝐢𝐬𝐬 𝐎𝐫𝐭𝐞𝐠𝐚 | j.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora