Llamas

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La casa en la colina parecía estar en llamas. Contemplando oníricamente la imagen, Nina actuaba como una espectadora.

La estructura se consumía lenta y pausadamente, las brasas dejando rastros de luz anaranjada iluminando los todavía intactos jardines.

La encantadora Nina, tomando acción, comenzó a tomar fotografías con su teléfono de todos los ángulos posibles.

Las llamas, en un acto de furia e imponiendo respeto, tomaron el teléfono de Nina y lo redujeron a cenizas en un abrir y cerrar de ojos.

Nunca imagino Nina algo así.

Aterrada, corrió hacia los jardines de la casa, creyéndose resguardada del peligro.

"Haz ahora de correr, ingrata, al mundo huye, porque nunca dejaremos de arder hasta encontrarte".

Las palabras finales de la casa en llamas, resonaron en su mente por el resto de sus días.

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