Cansado de todo y harto de nada. Así es como se sentía Ramirez cuando se sentó en aquel banco de plaza al otro lado de la calle esa tarde de verano. No es que particularmente le gustasen los lugares públicos, pero su apartamento estaba siendo fumigado y no tenía otro lugar adonde ir, al menos no uno tan cerca de su hogar.
Su apartamento, donde vivía solo sin que nadie lo moleste. Sin mascotas, sin niños, sin parientes irritantes que importunaren su tranquilo y monótono estilo de vida.
No es que particularmente disfrutase de los perfectos días soleados o los particularmente lluviosos, pero Ramírez tenía la sensación de que ese día era uno particularmente molesto. Y, a pesar de su pesimismo egoísta, del cual se vanagloriaba todos los días, decidió hacer el test de personalidad que encontró en la revista abierta abandonada en el banco de plaza frente a su apartamento, el cual estaba siendo fumigando, de lo contrario, no se encontraría allí.
Poco curioso como era, se colocó muy cómodamente, o tan cómodamente como alguien tan cínico como él puede estar en una plaza pública y comenzó leyendo la primer pregunta y luego sus posibles respuestas. En un principio, las preguntas le parecieron estúpidas y aburridas, pero luego leyó algo que le llamó mínimamente la atención. Todas las opciones "C" de cada una de las respuestas posibles decían lo mismo: "Es un día como cualquier otro". La cual, lógicamente, fue la opción que sin mucho entusiasmo eligió.
Desafortunadamente, cuando intentó leer la respuesta a la opción "mayoría C", vió con desinteresada frustración que la página había sido arrancada.
Sin haberlo notado, justo detrás suyo, se encontraba un hombre que había estado leyendo sus respuestas; y qué, lejos de estar avergonzado, se inclinó a su lado y le dijo:-No se preocupe que no necesita las respuestas, señor. Con las opciones que escogió es obvio que usted es la persona más aburrida y amargada del mundo-.
El hombre se alejó.
Después de recuperarse del pequeño susto que ese extraño y delirante hombre le había causado, se levantó sin mucho entusiasmo, cruzó la calle y fue derechito a su apartamento sin ninguna intención de volver a salir de allí, por mucho veneno que hubiese.
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Historias cortas
Kısa HikayeHistorias fantásticas no tan fantásticas de todos los días.