Capitulo 13. Cuatro sillas

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Shinso Hitoshi

Mi padre me había llamado en la mañana solo para avisarme que debía ir a una fiesta para la presentación de los postulantes a la presidencia, por obvias razones tuve que aceptar y arrastrar conmigo a mi ahora esposo.

–Lo siento –le digo a Monoma una vez sale del baño, vestía un traje color lila, yo igualmente vestía uno, íbamos a juego, era normal entre parejas, una vez queda a mi lado le coloco una mascada color amarillo, era el color del partido SA, por norma en estas reuniones uno debía llevar el color distintivo de su afiliación, en mi caso al ser hijo de un candidato debía llevarlo, al igual que mí pareja.

–Esta bien, ya era hora que los conociera–ambos salimos del departamento hacia la fiesta, el punto de reunión sería en un lugar muy privado, está presentación no era en pro de la población, era para anticipar los movimientos de las familias ricas, en esta fiesta se decidirá que  empresas  apoyaran a los partidos, era más un evento para sumar adeptos influyentes, por lo que era muy importante.

Al llegar saludo a mi padre y madre, ambos iban con sus atuendos impecables.

Mi padre vestía un traje negro, su corbata era amarilla  y un pin resaltaba el nombre del partido, en cambio mi madre vestía un largo vestido violeta, el cual llegaba al suelo y con escote discreto y una mascada amarilla.

Ambos miran a mi pareja no muy felices y lo saludan por mera cortesía, podia ver qué Monoma actuaba muy tranquilo, aunque sabía que solo era una fachada, adula a mi madre por su vestido y muestra su respeto a mi padre.

Aún así, ellos no dejaban de verlo como un enemigo, era imposible pasar por alto su relación con el partido opositor.

–Solo no nos causes problemas y así  no los tendrás con nosotros.

–Asi será apreciable suegro.

Y sin más que agregar, ellos se van, debían congeniar con la gente de prestigio, así que llevo a Momoma a la sección de bebidas, debía despejar un poco el tenso ambiente.

Monoma pide un vaso de agua, ya que no era fan del alcohol y yo pido un copa de champagne, en eso sí eramos diferentes.

Mi idea era permanecer junto a el toda la velada, pero su atención se vio dividida cuando se encontro con unas amistades de universidad, tan solo se fue detrás de una chica peli naranja y una rubia, yo acepto estar solo por un momento y llevo mi copa de champagne para recorrer los alrededores.

Aunque no esperaba encontrarme con una Omega en especial fuera de la algarabía de la fiesta.

Sabía bien que era ella pese a estar de espaldas, solo veía que sacaba algo de su bolso y se lo colocaba, no sabía que era, pero bien podía ser un labial o algo por el estilo.

–Momo–le hablo y ella se voltea asustada, cierra su bolsa de mano y me lanza una mirada disgustada.

–Crei que te deje en claro que no me hablaras, ni me buscaras–ella ve a todos lados en busca de alguna persona y se relaja al no ver a nadie–¿Que quieres?

La verdad, no quería nada, solo le hable por mera cortesía, era interesante como ya no me sentía tan necesitado de ella, como podría si ahora compartía cama con un dulce Omega, era como un drogadicto en rehabilitación, que si bien en ocasiones sentía la necesidad en buscarla, siempre me daba una bofetada mental y buscaba a mi esposo para controlarme, le había hecho la promesa a Monoma que no habría amantes en nuestro matrimonio.

–Nada realmente, supongo que felicitarte por tu nombramiento –me acerco un poco más ella, aunque algo me desencaja por un momento, un Aroma.

Fresas

El Dia Sin Aroma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora