Tweek se enamoró primero pero Craig se enamoró más fuerte. Sin embargo, ninguno de los dos lo admite.
- Personajes idealizados.
- Los protagonistas en este fanfic son mayores de edad.
- TW: tendencias suicidas, drogas, manipulación, dependencia emoc...
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Tweek
En la sala de detención, aparte de Craig, siempre estaba aquella chica pelirroja con su característica sudadera azul marino. Nunca me había puesto a pensar demasiado en ella, pero ahora que estoy sentado a su lado me genera cierta curiosidad. Al mirarla de reojo noto que tiene las manos llenas de curitas de las cuales sobresalían ciertos rasguños, su cara también tenía uno que otro rasguño. Su piel era pálida, sus labios estaban bastante descuidados, estaban agrietados y un poco de sangre se dejaba ver de ellos, parecía que los mordía. Su cabello tampoco estaba al 100%, estaba algo alborotado y aplastado, además de que tenía la apariencia de ser frágil y muy quebradizo.
— ¿Puedes dejar de mirarme? Es incómodo, o por lo menos di algo, invéntate una excusa si intentas hablarme- dijo aquella chica con la mirada perdida viendo a la nada, a lo que se le conoce como 'disociar'.
— Oh- comencé a hacer movimientos con mis manos en señal de negación, avergonzado- lamento el haberte hecho sentir incómoda, solamente me generas algo de curiosidad.
— ¿Curiosidad? Hum, ahora que lo noto, es la primera vez que te veo en detención ¿Que te trae aquí?- Suspira y se echa para atrás en su asiento- Digo, pareces ser el tipo de chico al que no le gusta meterse en problemas, el tipo de chico que si alguien le dice algo se queda callado para evitar inconvenientes, siempre trae sus tareas y nunca llega tarde clases.
— ¿Eso parezco?- levanté una ceja con algo de indignación- bueno, creo que me juzgaste mal, estoy aquí porque le partí la cara a Abel Soler- la peliroja volteó a verme con algo de incredulidad- digamos que el me hizo enojar, bueno, eso fue lo que pasó. Pero tienes razón en algo, yo nunca me ví peleando con alguien, mucho menos en la escuela, siempre intenté ser ese que no se mete en problemas, pero si no te metes en problemas ¿Que clase de vida aburrida tendrás? Es un pensamiento reciente que ha inundado mi cabeza con dudas. Una vida sin problemas, ¿qué puedo decir al respecto? A primera vista, podría parecer el sueño de muchas personas, un estado de calma y tranquilidad en el que no hay preocupaciones ni desafíos. Pero, si reflexiono profundamente sobre ello, me doy cuenta de que una vida sin problemas sería aburrida y carente de significado. Los problemas son parte inherente de la experiencia humana. Aunque a veces pueden resultar frustrantes y agotadores, son también oportunidades para crecer, aprender y superar obstáculos. Los problemas nos empujan a salir de nuestra zona de confort, a buscar soluciones innovadoras y a desarrollar nuestra resiliencia. Imagina una vida sin problemas. Sería como un día perpetuo de monotonía y tedio. No habría desafíos que enfrentar, metas por alcanzar ni sueños por perseguir. Cada día sería una repetición constante de lo mismo, sin emoción ni sorpresa. Sin problemas, no habría oportunidad de experimentar esa satisfacción profunda que surge al superar dificultades- la pelirroja ríe un poco.
— Me recuerdas a mi primo, eres demasiado analítico, piensas mucho- dice aquella chica divertida con la situación- Sin embargo, creo que tienes razón. Una vida sin meterse en dónde no te llaman sería algo nefasto, no tendría sentido para nada- sonríe un poco- Creo que sentirse ahogado en una vida repetitiva sería la manera más cercana de morir en vida.
