2 alfas tienen una relación, no es fácil estar con alguien de tu misma casta, pero apesar de ello los encuentros nunca paran.......puede que sea sólo por el sexo ó porqué realmente se aman, pero nada de eso importa cuándo uno de ellos encuentra a su...
Despertó por un fuerte dolor en la columna, es cómo si le estuviesen arrancando los huesos, se queja y llora de inmediato. Cuándo abre los ojos, busca a Paola, pero ella ya no está allí, por supuesto eso le extraña, ya que ella debe sentir los mismos dolores que él.
Toma su celular para llamarla, pero se detiene de hacerlo ya que en pantalla vé mensajes de ella, enviados hace 1 hora.
Me voy, prefiero pasar éste dolor sin verte la cara y supongo que será aún más fácil rechazarme sino estoy a tu lado. Estoy increíblemente quebrada, en poco tiempo idealicé ésto más allá de lo normal, supongo que debido al lazo.
¿Te veías a escondidas con Emilio? ¿Esperabas que yo me fuera y él llegaba? Tengo tantas preguntas...creo que merezco respuestas, después de todo haz roto nuestro lazo, haz destruido a mi omega y me haz hecho daño de una forma inimaginable para estar con Emilio...con el increíble...Emilio Osorio.
No contesta, porque no puede...le duele todo y por un segundo se pregunta cómo es que ella ha sido capaz de moverse, tomar el tren y escribir esos mensajes...porque jodida mierda, él siente que morirá de dolor y de pena. No pasan muchos minutos, cuándo los dolores aumentan y la tristeza lo envuelve aún más...quiere darse una ducha y cambiar su ropa, pero no puede, su raciocinio desapareciendo poco a poco dejando casi por completo el control a su alfa.
Busca casi con desespero la camiseta de Emilio, pero su alfa llora aún más cuándo siente que el aroma casi se ha ido por completo, y empieza a pensar en su omega, sus cachorros, su lazo. Joaquín busca en su celular el número de Emilio y marca, cuándo el rizado atiende la llamada su alfa interno levanta el rostro buscándolo.
— ¿Te fuiste? — pregunta Joaquín con la voz rasposa
— No, estoy en el hotel.
— ¿Pu...puedo...ir?
— Sí, habitación 502
Y Joaquín corta la llamada, se levanta de la cama sin ni siquiera detenerse a lavar su rostro, sólo quiere llegar a Emilio.
Agradece al cielo cuándo vé un taxi dejando a sus vecinos e intenta correr para subir, pero sólo logra un trote deprimente, el chofer lo espera. Le pide llegar al hotel y el chofer bromea sobre la cruel resaca que está teniendo por año nuevo y Joaquín intenta dar una sonrisa, pero no puede. Llega a su destino, paga la carrera y entra al hotel.
No se detiene en recepción y pasa directo a tomar el ascensor, supone que la habitación está en el quinto piso y sí, no se equivoca. Toca la puerta de manera continúa, desesperado, hasta que un Emilio despeinado y sin camiseta lo recibe.
Joaquín no espera que él diga nada y se abalanza sobre él abrazándolo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.