2 alfas tienen una relación, no es fácil estar con alguien de tu misma casta, pero apesar de ello los encuentros nunca paran.......puede que sea sólo por el sexo ó porqué realmente se aman, pero nada de eso importa cuándo uno de ellos encuentra a su...
Despertar junto a Joaquín es definitivamente una de sus cosas favoritas en el mundo, acerca su nariz hacía el cuello del ojimiel para sentir su aroma y gracias al cielo ya casi no hay tristeza en él.
Se remueve para pedir el desayuno, pero con ello logra despertar a Joaquín, quién se queja un poco, pero finalmente abre los ojos y le dá una sonrisa.
— Lo siento, no quería despertarte
— No importa, pero ¿Porqué te levantas? — pregunta mientras suelta un bostezo
— Iba a pedir el desayuno, para que comamos algo. ¿Iremos dónde tus padres hoy?
— Sí, creo que es bueno ir a verlos antes de tener que volver a la CDMX.
— No tengo ninguna puta gana de volver a la rutina — dijo Emilio mientras tomaba el teléfono de la habitación para pedir el tan deseado desayuno. Cuándo ya lo encargó, vuelve a la cama junto a su alfa. — Después de visitar a tus padres debo volver a Cuernavaca
— No quiero — se queja Joaquín cómo un niño pequeño
Emilio no puede evitar soltar un pequeña risa y se acerca para dejar un suave beso en sus labios.
— Nos encontraremos el Lunes en la universidad y esa misma tarde me iré a quedar contigo ¿Te parece bien?
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Ambos fueron recibidos por los señores Bondoni más alegres y preocupados que la visita anterior, la madre de Joaquín, mira a su hijo de manera detallada buscando alguna posible herida y sólo se relaja cuándo se dá cuenta que Joaquín esta bien.
Luego le dá un fuerte abrazo y pasa enseguida a Emilio, a quién lo abraza de la misma forma y susurra un "Bienvenido a la familia".Estar con ellos fué igual de acogedor que la primera vez, ambos con sonrisas y nadie toca el tema de que Joaquín ha roto su lazo, lo cuál el rizado agradece.
Mas tarde ese mismo día, volvió a su casa.
Entró y su madre al igual que siempre abrió la puerta con una sonrisa y lo abrazó.
— Creí que no vendrías, que te irías a la CDMX sin ni siquiera despedirte
Emilio siente la voz de su madre temblorosa, quizás porque la mujer está próxima a llorar. Él la abraza fuerte.
— Jamás lo haría, sino vengo no podrás ver cuánto he crecido la próxima vez que vuelva — intenta bromear y funciona ya que su madre sonríe.
— ¿Cómo estás? — pregunta separándose del abrazo — ¿Cómo fueron las cosas con ese alfa?
— Lo hizo — contestó con una sonrisa radiante, no lo puede evitar — rompió su lazo mamá. Oficialmente Joaquín es mi alfa.
Puede ver un gesto breve de desaprobación en su madre, pero ella asiente y le dá un beso en la mejilla.