2 alfas tienen una relación, no es fácil estar con alguien de tu misma casta, pero apesar de ello los encuentros nunca paran.......puede que sea sólo por el sexo ó porqué realmente se aman, pero nada de eso importa cuándo uno de ellos encuentra a su...
Joaquín se siente de la mierda, entiende el trato de Romina... él se negó a conocerla y ahora acepta conocer al hermano de Paola en unos segundos.
La manera en que el rostro de ella cambió al verlos y la manera en que habló, lo han dejado sorprendido y se siente mal, pero decide ignorar esa incomodidad que siente y vuelve hacía dónde está su Omega y su hermano.
Él se ofreció a dejarlo en la estación dónde tomará el tren para llegar a Toluca, quería ir con Nikolás, pero el rubio se negó a compartir espacio con la Omega; Argumentando que él no será parte de esa farsa.
Y él no planea caer en una discusión nuevamente, no quiere pelear con Niko y tampoco lo obligará a aceptar su relación con ella. Así que decidieron encontrarse una vez que ambos estuvieran ubicados en sus hogares.
Cuándo llega el momento de despedirse de su Omega, se abrazan y besan...no podrán verse durante éstas 2 semanas, por la distancia...y una tristeza extraña lo envuelve.
— Te extrañaré cada día — susurra ella sobre sus labios.
— Yo también — dice y la besa.
Se besan una última vez y él aborda su tren.
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Llegar a su casa lo hace sentir paz, su madre lo recibe en la puerta y Joaquín quiere preguntar cuánto tiempo lleva esperándolo allí.
— ¿Como estás bebé? — pregunta la mujer mientras le dá un abrazo apretado.
Y ésto es lo que necesitaba, un abrazo de su madre. Tiene deseos de llorar y no entiende muy bien porqué...pero se obliga a no hacerlo y sólo corresponde el abrazo.
— Bien, ya quería verlos.
Ella asiente y se separa de él dándole un beso en su frente.
Ambos pasan a la casa y su padre aparece desde la cocina, con un delantal floreado.
— ¡Hey! ¿Cómo estás campeón? — dice mientras llega hasta él y al igual que su madre lo abraza fuerte — tenemos listo tu almuerzo favorito, pasta boloñesa.
— Mmm — dice Joaquín de manera exagerada — Que delicioso... iré a dejar mis cosas arriba y vuelvo.
Ambos adultos asienten y él toma su maleta y la bolsa que Emilio le dió para llegar hasta su habitación.
En cuánto la puerta está cerrada, se queda mirando la bolsa de papel de regalo...quiere abrirlo, saber lo que Emilio compró para él. Pero se detiene antes de hacerlo; el rizado dijo que era el regalo de navidad, así que esperará hasta esa mañana para abrirlo.
Se sienta en su cama y cierra los ojos...inmediatamente un par de ojos cafés llegan a su mente.
Tiene deseos de llamarlo y disculparse por no recibir el segundo regalo...quiere incluso disculparse con Romina, pero claramente ambas son cosas que no puede hacer.
