28. ¿De blanco o de negro?

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Regla n°24 La Aamblea se realiza una vez al año, y se celebra para conmemorar el reinado de los elfos de ValleyMoore

Emberlyn Walsh

—¿Lista para dejar de ser la solterona de la clase y la que tenía menos probabilidad de casarse?—indaga Kamila.

Y el día que todos hemos esperado. Bueno, que el reino ha estado esperando: mi matrimonio con el todavía príncipe Ezekiel. Miento cuando digo que no me siento nerviosa, porque juro que en estos momentos voy a morir de los nervios.

Desde las 6 de la mañana, tengo trolls viniendo y saliendo de la habitación, me maquillan, me peinan, me bañan y se van. Así sucesivamente. Kamila viste un vestido hermoso de color dorado, es simple pero el diseño y la tela hacen la diferencia; me mira sentada desde mi cama, la que comparto con Ezekiel y en la que voy a dormir de ahora en más.

—No—mascullo—La verdad que no.

La oigo inhalar aire.

—Vas a cumplir el sueño de muchas, casarse con un príncipe y ser la reina de todo ValleyMoore—sonríe moviendo sus hombros, contenta. Se acerca y me acomoda un mechón suelto—y madre de un niño precioso.

—¡Cállate!—chillo pegando un respingo

—Señorita, no se mueva por favor—pide un troll que se encarga de mi vestido. Me encuentro parada frente a un gran espejo, viendo como el troll acomoda mi largo y pomposo vestido.

—Perdón—balbuceo, mientras ojeo a mi amiga— Bastian va tontear cuando te vea.

Me da una mirada no tan bonita, casi dolida, frunzo el celo sin entender por qué de esa mirada, yo ví esas chispitas en sus ojos hace unos días. Me propongo preguntarle después de todo esto.

—Lo sé—masculla. —Y Ezekiel va a desmayarse apenas entres.

Sonrío. El espejo muestra a una Ember bonita, a una futura reina, pero como siempre yo no me siento como tal. ¿Qué tal si se arrepiente al minuto y me deja? ¿Qué tal si el bebé muere y él me deja? ¿Que pasaría si...?

Ya es muy tarde cuando siento una lágrima rodar por mi mejilla izquierda, empiezo a reír, no lo puedo creer, llorando el mismo día de mi matrimonio, donde se supone debería ser el día más feliz de mi vida.

—Oh, Ember—gimotea Kamila.

—Tengo miedo fallar—gimo sollozando.

—No lo harás, Ember. Ambos van a amarse mucho, yo lo sé.

El troll se levanta del suelo antes de poder responderle. Me mira de arriba a abajo, me evalúa con su mirada fuerte y asiente, lo veo sonreír con emoción.

—Está perfecta—me aclama—Es usted la mujer perfecta.

Nuevamente me miro en el espejo. Mi cabello está suelto, atado por una pequeña corona de trenzas, hay mariposas blancas decorándolo, una diadema color dorada de hojas con perlas que me dan un toque pintoresco. El vestido...es mágico y en el día especial se ve mucho mejor que cuando me lo probé por primera vez. De mis orejas, cuelgan dos preciosas mariposas rosadas y mi cuello está lleno de ligeros collares. Mis labios están muy rojos por el maquillaje y mis ojos tienen un poco de escarcha dorada, estoy muy diferente.

La puerta de la habitación donde me encuentro se abre, dejando ver a la aun reina. Viste un vestido de perlas simples y la franja de ValleyMoore negra cruzando su pecho hasta su hombro.

—Necesito un minuto a solas con ella—avisa.

Kamila asiente y sale sin objetar, el troll sale casi corriendo, como si tuviera miedo y mi respiración comienza a acelerarse al ver como camina por toda la habitación, evaluando el polvo o que se yo.

La Corona MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora