Ohm - Golden Kings #2

SIETE

Esperaba que Ohm se sentara al frente con Tay, pero estaba agradecido que Ohm hubiera decidido hacerle compañía. Fue una estupidez. Llevaba tanto tiempo solo que no debería sentirse tan necesitado. Entonces se recordó a sí mismo que alguien estaba tratando de matarlo. Se había ganado el derecho a sentirse un poco necesitado y vulnerable. Las palabras de su hermano resonaron en su cabeza.

—No tienes que demostrar lo fuerte que eres todo el tiempo. Está bien apoyarse en los demás.

Excepto que Fluke había estado haciendo eso por mucho tiempo, dependiendo de su hermano, de New. La voz de Steven se infiltró en sus pensamientos, y Fluke cerró los ojos, odiando lo profundas que eran las palabras cortadas debido a su verdad.

—¡Eras un don nadie cuando te conocí! Ni siquiera podías permitirte el equipo que necesitabas sin el hermano mayor y sus amigos ricos que te ayudaran.

A pesar de trabajar a tiempo completo y de estudiar a tiempo completo, Fluke nunca hubiera podido pagar su equipo, no sin la ayuda financiera de su hermano y de New. Trató de establecer un plan de pago con ellos para devolverles el dinero, pero se negaron. Todo lo que querían a cambio era que él siguiera su sueño. Fluke sacudió rápidamente esos pensamientos de su cabeza.

Tal vez no era nadie en la industria cuando conoció a Steven, y Steven ciertamente le había enseñado algunas puertas, pero Fluke había sido el que las abrió y entró. Se había esforzado por reunir su portafolio, construir sus contactos, perfeccionar su oficio. ¿Qué hay de todas las situaciones explosivas que Steven había encendido y que Fluke había desactivado, salvando ambas carreras? Él podría hacer esto.

—Por cierto, aún no le he contado a New lo que pasó.

Fluke se fijó en Tay, y sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Qué?

—Estará bien, —contestó Tay con indiferencia.

¿Estaba loco el hombre? ¿Cómo puede estar saliendo con New y hacer esa declaración ridícula?

—Va a perder la cabeza, —dijo Fluke gimiendo. Amaba a New. Había crecido a su alrededor. Lo admiraba, lo respetaba y se alejaba de él cuando explotaba. New era apasionado y a veces un poco dramático. Tendía a reaccionar de manera exagerada cuando sus emociones se apoderaban de él, especialmente cuando lo que lo asustaba tenía que

ver con alguien que le importaba.

—Sí, —estuvo de acuerdo Tay— Habrá gritos. Muchos gritos. A mí. No te preocupes, estarás bien.

—Eso realmente no me tranquiliza, —murmuró Fluke. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, una pequeña sonrisa tirando de sus labios cuando sintió como Ohm le daba una palmadita en la pierna. Tal vez Tay tenía razón y todo estaría bien. Por lo que sabían, quienquiera que hubiera sido enviado a matarlo había decidido que no valía la pena ahora que la policía estaba involucrada.

El viaje a la casa de New, ahora también la casa de Tay, ya que Tay se había mudado con New, tomó un poco más de cuarenta y cinco minutos.

El sol de mediados de julio era sofocante, y en agosto iba a ser aún peor. La humedad hizo que la temperatura se sintiera como si estuviera en cientos. Gracias a Dios por el aire acondicionado. Tal vez podría aprovechar al máximo una mala situación. La casa de New era increíble. Era enorme, con una sala de juegos impresionante, una piscina y una pasarela privada hasta la playa a pocos metros de distancia.

—¿Por qué no se adelantan?, —sugirió Ohm cuando entraron en la entrada—. Traeré el equipo de Fluke.

Tay miró a Ohm por el espejo retrovisor.