━━━ 𐙚 El aquí no es aquí ⋆ 🍂☕°｡↝ 𝗙𝗜𝗩𝗘 𝗛𝗔𝗥𝗚𝗥𝗘𝗘𝗩𝗘𝗦.

capítulo nueve.

Emerald green.

Si los cálculos no les fallan, han pasado casi dos semanas desde que llegaron ahí. Aunque bueno, suponen.

Suponen porque han habido días en los que el sol salió un par de minutos y después se fue, por lo cual no sabe si eso lo podrían contar como un día como tal. Si contaban todos los cambios climáticos y las veces que duermen, tal vez lleven ahí casi dos meses.

Pero no lo saben con certeza.

Lo que les importa (sobretodo a Cinco) es que la relación de ambos se desarrolló bastante.

Quizás porque ______ decidió olvidar los rencores hacia la versión del otro chico del futuro por secuestrarlo y traerlo aquí. O porque Cinco entendió y le gusta la idea de que tiene que llevarse bien con su compañero de vida desde ahora.

──¿Compañero de vida? ¿No se les dice así cuando una pareja se casa? ──le preguntó Cinco cuando el mayor dijo eso.

──Sí, por eso mismo; estoy casado contigo hasta que la muerte nos separe. ──respondió con simpleza, característica en él.

Sigue sin saber porque eso siempre le produce esas cosas raras en el cuerpo.

Ahora mismo, Cinco cree que está por perder la calma.

Se levantó por la mañana (tal vez) tranquilamente, pero no vio a _____ en la otra pared apoyado durmiendo, como si lo vio anoche. Se preocupó, porque conociéndolo probablemente encontró algo que le llamó la atención; y conociendo a todo este nuevo mundo, probablemente era peligroso, y él ahora esté en peligro.

Así que ahora camina con una tranquilidad fingida por las desoladas calles, en silencio y atento a cualquier indicio de sonido que pudiera haber.

Corría un viento helado pero había un sol extraño asomándose por entre las nubes. Era como si estuviera demasiado cerca tomando en cuenta a la distancia normal en relación a días anteriores.

Cinco resopla. Lleva unos buenos veinte minutos caminado de aquí y por allá, y no logra encontrar indicio de vida por ninguna parte.

Si el miedo palpable de que algo más no estuviera conviviendo con ellos, se rompería la garganta gritando el nombre del chico como errático para encontrarlo.

No soporta la idea de estar solo, menos la idea de estar sin él, la persona que menos ha convivido en toda su vida pero con la que siente que podría convivir el resto de la suya.

Aprieta las manos, pensando en teletransportarse y al borde del llanto ya. Nunca se había sentido tan afligido como ahora, pero es que de verdad estaba desesperado a no más poder.

Junta los labios y los aprieta, dejando salir un suspiro y bajando los brazos de golpe, sin saber qué hacer ahora.

Pero casi como si un pequeño rayo de luz en medio de una tormenta le llegará en los ojos, el sonido de algo cayéndose y la voz de él diciendo algo inteligible para Cinco, le llena su asustada y nerviosa mente en un dos por tres.