capítulo diez.

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Nacht in Paris.

──¿Qué ves?

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──¿Qué ves?

──Si me pones las manos en los ojos, lógicamente nada.

──No importa, dime qué ves.

Suspira.

──Oscuridad.

──Esfuérzate.

Vuelve a suspirar, metiéndose las manos a los bolsillos de ─ por fin no a los del uniforme ─ la chaqueta.

Se pasa la lengua por los labios y hace que piensa. Chasquea la lengua y empieza con su relato.

──Veo... A un niño probablemente borracho con un trago que probablemente es cualquier cosa menos alcohol...

──Ajá.

──Mm... Veo que... Me va a comvidar lo que sea que haya encontrado-...

──Ves mal.

Suelta una pequeña risa, antes de seguir.──Veo que... Está cariñoso.

──Se podría decir...

──Y que tiene algo que mostrarme.

──Muuy bien ──finaliza por decir el mayor, sacándole las manos de los ojos al oji-verde──. Estás mejorando.

──Suponiendo que es eso o a quedarme sin ver por el resto de la tarde, tengo que mejorar ──dijo, sacándose las manos de los bolsillos y volteando a ver a _____.

──Bueno, cada uno ve como se gana el respeto ──declaró, arreglándose las mangas del terno.

──¿Cómo que ganarse el respeto? ¿Cuándo yo te he faltado el-...

──Sí, sí, sí, aburres ──le interrumpe, bajándose de un salto del escalón en el que estaba y pasando por su lado.

Cinco suspira, pero no de enojo porque lo interrumpió (como lo hubiera hecho antes) ahora lo hace como forma de sacar la calidez en el pecho que le hacía sentir.

Ha pasado ─ tomando en cuenta el clima, el tiempo que han estado concientes y los cambios físicos de ambos ─ casi un año. Diez meses tal vez.

La relación de casi querer despellejarse vivos el primer día de conocerse es solo una sombra en pasado, pues ahora no pueden estar mucho tiempo sin el otro.

Se han contado sus cosas, han llorado en el hombro del otro, han reído, han vivido con el otro de una forma que jamás pensaron que harían con nadie más.

La pequeña biblioteca la arreglaron a lo largo del tiempo, sacando tablas, pedazos de cemento de los escombros y tornillos para tapar los agujeros y hacerla más segura, sin espacios que dieran al exterior más que la puerta.

_____ tuvo que fumarse la obsesión de Cinco por controlar todo lo que hacía en cada momento y que no le dijera nada, pues al él terminar de hacer algo, Cinco iba y lo hacía denuevo. Le reclamó varias veces, pero él le dijo que era algo que no sabía controlar.

━━━ 𐙚 El aquí no es aquí ⋆ 🍂☕°。↝ 𝗙𝗜𝗩𝗘 𝗛𝗔𝗥𝗚𝗥𝗘𝗘𝗩𝗘𝗦. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora